Nota publicada online

lunes 11 de agosto, 2014
El Círculo caminaba tranquilo
Let there be light o caminar en una nube
por Cecilia Rubino
El Círculo caminaba tranquilo

Un cuento de 1926, Genealogía del uruguayo Filisberto Hernández, sirvió de inspiración para crear El círculo caminaba tranquilo, la muestra que reúne 180 obras en papel de las colecciones Deustche Bank y MAMBA. Gracias al impecable trabajo curatorial de Victoria Northoon, la muestra sirve no sólo para poner en valor el patrimonio de nuestro museo sino también para hacerlo conversar de un modo absolutamente creativo con una de las colecciones de arte más importantes del mundo. 

En el cuento de Hernández, una línea que se desenvuelve en el espacio deviene en un circulo y se enamora de un pentágono; atraviesan su juventud en un “eclipse eterno” relacionándose a partir de las diferencias entre sus formas; para finalmente, en la vejez, dejar de preocuparse por la formas distintas y unirse en una línea horizontal infinita. No sabemos cuanto tiempo pasan juntos el circulo y el pentágono. Aunque en todo el relato, estas formas geométricas se apoyan sobre una línea recta, desconocemos donde empieza o termina, el autor introduce una idea de temporalidad no lineal sino infinita, circular.

Esta misma idea, compleja y sencilla, se traduce de una manera muy clara en el sala de MAMBA gracias al diseño de montaje de los paulistas Daniela Thomas y Felipe Tassara. No ingresemos a una sala sino a un nuevo cosmos en donde el tiempo está suspendido y donde nuestros paradigmas convencionales deben ceder ante un fluir que se nos impone. Así, no hay principio ni final sino una placentera sensación de caminar, justamente, adentro de un círculo.

Nos proponen este juego: volar junto con 180 imágenes que están flotando en el aire una al lado de la otra. Las obras conversan entre sí de una manera sutil, nos van llevando a la siguiente que conversa también con la anterior. Así, se establece un diálogo entre artistas de todas las épocas, de todos los puntos del globo: Alemania, Argentina, Inglaterra, República Checa, Zimbawe, México y Brasil, por mencionar algunos.

 

Piet Mondrian
(1872, Amesfoort, Países Bajos - 1944, Nueva York, EEUU)
Sin titulo, c. 1921/ Untitled, circa 1921
Serigrafía / Screen print
138 de 300, 64 x 49 cm
Colección Mamba, Donación Pirovano
Yente (Eugenia Crenovich)
(1905, Buenos Aires, Argentina – 1990, Buenos Aires, Argentina)
Sin título / Untitled, 1948
Lápiz color / Colour pencil
32 x 24,9 cm
Colección MAMBA
Marina De Caro

(1961, Mar del Plata, Argentina)
Sin título / Untitled, 2010
Tinta sobre papel / Ink on paper
27 × 35 cm
Colección Deutsche Bank / Deutsche Bank Collection

 

Esta propuesta expográfica implica un borramiento de la arquitectura en donde las paredes ya no son paredes, ni sirven para sostener a las obras. Se nos impone entonces una nueva forma de mirar. Otra característica del espacio, es que no hay sombras sino absoluta claridad. A la manera de Malevich, se trata de un recinto impoluto, que si bien no es cubo sino un círculo, recupera elementos propios del llamado White Cube. Tal como señala Brian O´Dothery el cubo blanco es un espacio consagrado para la estética, un contexto neutral, puro, limpio que hace tábula rasa del pasado y nos sumerge en un mundo metafísico.

Así, las imágenes cobran una autonomía absoluta, se nos presentan totalmente desnudas y esto nos permite sumergirnos de lleno en las historias dentro de las obras, en lo que tienen para decirnos. Entonces entramos a un mundo mágico y de pura fantasía donde podemos imaginar quien será ese misterioso personaje en la obra de Rosemarie Trockel, en quien pensará la Mujer con Tatuaje en el Brazo de Lucian Freud o quiénes son los personajes de Gente Común del sudafricano David Koloane.  Estas obras se agrupan en un primer núcleo de la muestra que podemos llamar expresionista, que luego se desenvolverá en otro geométrico y finalmente un tercer núcleo abstracto.

La muestra nos trae otro interrogante ¿qué define al dibujo? Si bien en los trabajos de la sudafricana Marlene Dumas, la Argentina Marina de Caro o la francesa Luis Bourgeois la línea es definitoria, no lo es en las obras de Katharina Grosse o Gerald Richter definidas a partir de planos de color.  Al terminar de recorrer El círculo caminaba tranquilo tenemos la certeza de que hoy día la técnica transita un momento de expansión, más permeable y permisivo. Basta mirar los trabajos de Lura Lima (Brasil), Dr Lakra (Mexico) o el polaco Jakub Julian Ziolkowski.

Imperdibles: las interpelantes obras de Raymond Pettibon, todas las de Marina de Caro, la artista conceptual alemana Hanne Darboven, los dibujos de Otto Dix, las dos obras de John Cage, si el compositor e instrumentista, la ciudad gótica de Vik Muñiz y el dibujo digital de Erick Beltrán, por mencionar algunas. 

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