Nota publicada online

lunes 23 de enero, 2023
El Tercer Ojo
O la capacidad del arte para lograr mayor conciencia
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Diego y yo
Diego y yo

Una muestra imperdible reúne más de 240 obras icónicas del arte latinoamericano en un recorrido que por primera vez pone en diálogo la Colección Malba y la de su fundador, Eduardo Costantini.

“El arte es un estado del alma”, decía Marc Chagal y estaba en lo cierto. El arte, tiene un impacto profundo en cada uno de nosotros; puede transformar el mundo y transformarnos. Es una fuerza poderosa que nos permite expresar ideas y emociones y, fundamentalmente, al ponernos en contacto con nuestra sensibilidad, nos nutre el alma. El artista en estado de creación obedece a un poderoso impulso que lo acerca a la felicidad plena.

"Tercer ojo surge de la obra Diego y yo de Frida Kahlo, que representa la obsesión amorosa de la pareja de artistas, pero alberga además la ilusión de que ese ojo interno guíe nuestros modos de habitar y transformar el mundo" afirmó Guadalupe Raquena, directora institucional del Malba, en la inauguración de la muestra que, bajo este título, reúne más de 240 obras icónicas del arte latinoamericano en un recorrido que por primera vez pone en diálogo la Colección Malba y la de su fundador, Eduardo Costantini.

Curada por María Amalia García -curadora en jefe de Malba- Tercer ojo se despliega en dos niveles del museo y está dividida en dos grandes núcleos: Habitar y Transformar. Ejes que ponen de manifiesto las preocupaciones actuales más acuciantes, como la sustentabilidad del planeta, las demandas sociales y los diversos modos de la subjetividad y la autorrepresentación. La muestra no sigue un guion cronológico sino que las obras se relacionan por sus materialidades, sus abordajes temáticos y señalan derivas de los movimientos artísticos acontecidos desde Latinoamérica.

Maria Martins y Rompecabezas de Jorge de la Vega

Ya, desde el ingreso al núcleo Habitar los límites, que busca poner en tensión la obra de arte tradicional, impacta la potencia  de la obra de la brasilera Maria Martins con el icónico rompecabezas de Jorge de la Vega de fondo. Las investigaciones abstractas de la década del 10 de Emilio Pettoruti, en diálogo con una obra de León Ferrari, plantean el límite entre el dibujo y la escritura; la exquisita obra Liliana Porter Arruga un fotograbado de 12 piezas que va mostrando como se va arrugando un papel.

tarsila Do Amaral

En la siguiente sala, Tarsila do Amaral con Abaporu -otro clásico de la colección Malba-, Vicente Do Rego Monteiro -recientemente adquirido por Costantini-, Miguel Covarrubias, Leonidas Gambartes, Alejandro Xul Solar, León Ferrari, Víctor Grippo, son algunos de los artistas latinoamericanos que hablan del territorio. Aquí la obra de Nicolás García Uriburu, un pionero en mostrar su preocupación con los temas ambientales a través de su obra. Dos videos, uno de Ana Mendieta y el otro de Marta Minujín hablan del cuerpo como territorioHabitar la ciudad reúne artistas de las vanguardias, la ciudad es protagonista de la modernidad; aquí la monumental Composición Simétrica Universal en blanco y negro de Torres García, una estructura compositiva monocromática repleta de símbolos pictográficos y figuras esquemáticas que abordan los tres principios fundamentales de sus ideales “constructivistas universales”, que dialoga con una escultura pietra de Gonzalo Fonseca, con las ciudades surrealistas de Berni, O’Gormany, Alejandro Xul Solar, junto a las clásicas fotografías urbanas de Horacio Cóppola.

Torres García y Gonzalo Fonseca

En la última sala del núcleo, Habitantes, una de las últimas obras de Jorge de la Vega -incluso sin terminar- con otra gran pieza de Berni personajes marginales entre la basura, Pareja de Marisol Escobar que representa a los trabajadores urbanos. Aquí también se plantea el tema de los habitantes en tránsito de las ciudades latinoamericanas que fueron receptoras de grandes migraciones transatlánticas de fines del IXX y toda la década del XX, como el retrato de Gómez de la Serna realizado por Diego Rivera en 1915 en Madrid y con una fuerte connotación cubista, y que llegó a la Argentina; Berta Singerman, recitadora latinoamericana de origen ruso pintada por Carlos Mérida luego de su llegada a nuestro país.

Sonia Gomes y José Bedia

Los habitantes originarios de estas tierras están presentes en las obras de Pedro Figari con sus candombes que representan nuestro ámbito rioplatense popular, el cubano José Bedia y la brasilera Sonia Gómes que recupera a través de textiles la tradición y religiosidad de los afrodescendientes.

leon Ferrari y Nicolás García Uriburu

El núcleo Transformar comienza por lo social con la emblemática obra de Berni, Manifestación y Desocupación -realizada en 1934 y da cuenta del clima de época-, que se enfrenta a obras de dos artistas colombianos José Alejandro Restrepo, con su obra dar la cara y la de Alipio Jaramillo, también muy políticas. Dos icónicas obras del Che Guevara del brasilero Claudio Tozzi realizadas a partir de la apropiación de fotografías del guerrillero, ampliamente divulgadas en los medios de comunicación, junto a la obra El editor solitario de Oscar Muñoz dentro de este núcleo que también habla de las desapariciones y persecuciones políticas en Latinoamérica.

Pablo Suárez y Fernando Bryce

La clásica obra Exclusión de Pablo Suárez dialoga con afiches del peruano Jesús Ruiz Durand y que Fernando Bryce que retoma con la figura de Tupac Amarú y una pieza de arte postal del chileno Eugenio Dittborn -de la colección Costantini-, que explora las posibilidades de la impresión, la gráfica y el videoarte, yuxtaponiendo imágenes provenientes de distintas fuentes, como por ejemplo revistas de circulación masiva y, en este caso, relacionada a los Mapuches.
El núcleo Transformar la realidad, que es el objetivo utópico de las vanguardias y que reúne obras claves de Anna María Maiolino, Helio Oiticica, Lidy Prati, Grete Stern, Kati Horna, Juan Batlle Planas, Roberto Aizenberg, Antonio Berni, Remedios Varo y Roberto Matta.
En el núcleo Transformar el dispositivo con un singular montaje se articulan obras de materialidades similares de Gego, León Ferrari, Tomás Saraceno, y Enio Iommi; las cinéticas de y lumínicas de Marta Boto, Julio Le Parc, Lucio Dorr y Gyula Kosice y por otro lado Juan Melé, Jorge Gumier Maier, Fernanda Laguna, Martín Blaszko y Alejandro Puente.

Saraceno y Iommi entre otros

Gran interés despierta la singular capilla dedicada a la artista mexicana Frida Kahlo, que es parte del núcleo Transformar la vida y la muerte, un espacio íntimo -con un aforo de sólo 12 personas- en la que se exhiben dos obras emblemáticas de la artista.

"Diego y Yo" es una de las obras más significativas, pintada en 1949, este autorretrato -el último que pintó antes de su muerte en 1954- refleja la relación complicada y apasionada que tenía con su marido. Con su característico estilo expresivo, Frida utiliza colores brillantes para capturar la intensidad de sus emociones. La obra marcó un récord el 2021 cuando Costantini la compró para su colección particular en casi 35 millones de dólares. A su lado, Autorretrato con chango y loro (1942), una de las primeras obras de la Colección del Malba, donada por su fundador en 2001. Completan el espacio fotos originales de la artista, cartas, objetos personales como una blusa y hasta un pañuelo con la huella de un beso.

Autorretrato con chango y loro de frdo Kahlo

Desde fines de los años 80, Eduardo Costantini tuvo una visión: reunir las piezas clave del arte moderno latinoamericano y comenzó su estrategia sostenida de coleccionismo. Así fue como, en septiembre de 2001, fundó el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, con la donación inicial de más de doscientas obras, un acervo –que hoy supera las 700 piezas– crece cada año gracias a un activo Comité de Adquisiciones y a la generosa donación de artistas y particulares. Desde la fundación del museo, su fundador retomó su colección particular, siempre con el foco de incorporar obras icónicas del arte latinoamericano.

El arte es sobre todo un estado del alma que nos acerca a la felicidad; transforma, nos transforma y crea conciencia. “Tercer ojo” así lo demuestra.

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