Nota publicada online

lunes 11 de octubre, 2010
Contemporáneo y Federal
Arte argentino en Killka
por Alicia De Arteaga
Contemporáneo y Federal

Con la muestra consagrada a las obras de Mariano Cornejo, Víctor Quiroga y Emiliano Dalmau, Killka abre las puertas a los artistas del interior del país en un espacio que como su nombre lo indica es punto de encuentro y lugar de reunión en el formidable escenario del valle de Uco, sede de Bodega Salentein.

Para estos tres artistas, seleccionados por la curadora Sara García Uriburu, la naturaleza, la montaña, el agua y los cerros adquieren un protagonismo esencial en el momento de tomar partido por una estética y una manera de ver el mundo.
Mariano Cornejo creció en este entorno. Salteño de nacimiento, la tierra, el surco, la flora y la fauna de su provincia natal acompañaron su devenir como artista. Dueño de un personalísimo estilo, viril y rotundo, despliega en su itinerario formal esculturas, pinturas, objetos de diseño funcional y formas inesperadas que se entreveran en una rara y atractiva simbiosis que él ha “patentado” como señal de identidad. A la sensualidad de sus muebles escultóricos y de sus animales lúdicos, se suma una paleta asociada a los colores de la puna y del llano boliviano.
Mariano Cornejo ha recorrido el mundo y cosechado premios. Vive y trabaja en Buenos Aires. Poco tiempo atrás, de manera azarosa, encontró su lugar en el mundo en el territorio de la infancia. Su “paese” ,diría el gran Cesare Pavese, está allí, cerca de Cachi, provincia de Salta.
Victor Quiroga respira con los pulmones de su paisaje natal. La selva tucumana, los animales, los distintos tonos de verde y la deliberada intención de recuperar una estética directa, casi salvaje, están en la visión del mundo primitivo y sin pecado original que conforman la génesis de su obra. Formado en la Universidad de Tucumán, junto a un maestro de quilates como Ezequiel Linares, encontró su camino expresivo en una pintura que abreva en las fuentes de la cultura de la región. Sus pinturas se alimentan de la iconografía que mejor conoce y que lo representan de manera cabal.
Cada vez que “bajó” a Buenos Aires para exponer sus pinturas, deleitó al público con la expresividad de las telas resueltas con espontáneo trazo y vigorosa gestualidad. Su tierna aproximación al paraíso de sus afectos y recuerdos resulta desde la mirada urbana una experiencia gozosa, plena de frescura y sinceridad, como en las telas de aquel maestro que fue el aduanero Rousseau.
Otra línea, otra aproximación y otra mirada es la de Emiliano Dalmau. Nacido en Mendoza, en 1976, estudio Arte y Diseño en la Universidad Nacional de Cuyo, más tarde ingresó en el taller del notable grabador cuyano Victor Delhez, desarrollando proyectos artísticos bajo la mirada rectora de la talentosa escultora Eliana Molinelli.
Dalmau trabaja a partir de la fotografía con herramientas digitales, a veces sobre tomas directas o con imágenes fuera de foco a las que retoca y superpone con varias capas de fotografías. En sus últimas obras pinta con acrílico sobre tela, valiéndose de un código expresivo de cuño cinematográfico. Sus obras transmiten una vibración singular a través de metáforas visuales que invitan a la participación. La fotografía intervenida y los procesos digitales disparan una categoría de imágenes muy afín a la generación sub40, que el artista mendocino inscribe en una poética contemporánea de entrañable cercanía y humanidad.

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