Nota publicada online

martes 23 de diciembre, 2025
Carlos Gorriarena
Tres exposiciones celebran el centenario de su nacimiento
por Alejandro Zuy
La sombra como un río. Carlos Gorrierena.Colección ASmalita
La sombra como un río. Carlos Gorrierena.Colección ASmalita

A cien años de su nacimiento, el Museo Nacional de Bellas Artes, Colección Amalita y el Centro Cultural Recoleta le rinden homenaje a este gran pintor argentino que supo plasmar en las telas las discusiones artísticas y políticas de su tiempo y que consiguió radiografiar una gama de personajes arquetípicos con inusual vehemencia.

Carlos Gorriarena nació en Buenos Aires en 1925 y hubiera cumplido cien años este 20 de diciembre. Su vida se interrumpió en 2007 en Uruguay, pero la encendida estela impresa en sus pinturas se ha hecho presente de forma múltiple gracias al impulso de tres importantes instituciones que le han dedicado espacio en sus salas. Tanto para la mirada de quienes ya conocían sus obras, como para la de las nuevas generaciones que ahora tienen la oportunidad de verlas por primera vez, la experiencia de estar frente a ellas permite valorar no solo la singularidad de su técnica y de los procedimientos implementados para llevarlas a cabo, sino que, en particular, sirve para poner de relieve la vigencia de un fuerte cuestionamiento ético de la realidad social.
Carlos Gorriarena fue alumno de Demetrio Urruchúa, pintor realista, destacado formador de innumerables artistas y ejemplo de hombre comprometido con los sucesos de la época que le tocó vivir. Antes, Gorriarena tuvo un paso por la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde recibió enseñanzas de dos grandes figuras de la escena artística local: Lucio Fontana, antes de su partida a Italia, en escultura y Antonio Berni en dibujo. Su primera exposición individual la realizó en 1959 en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos y fue cofundador del Grupo del Plata (1960-1964). Su periplo abarca cinco décadas de producción y alrededor de doscientas exposiciones en el país y en el exterior. Fue distinguido con el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (1986), la Beca Guggenheim (1987) y el Premio Trabucco (1993). Su obra se encuentra en instituciones de Argentina, de Latinoamérica, de EE. UU. y en colecciones privadas.

Carlos Gorriarena. Retrato de un momento
Esta exposición organizada por el Museo Nacional de Bellas Artes fue curada por la investigadora Gabriela Naso y brinda al público la posibilidad de apreciar diferentes etapas de la producción del pintor, desde sus primeras pinturas próximas a la estética que propugnaba el informalismo en la década del sesenta, hasta sus obras más distinguidas, en las que la figura humana ocupa un rol clave. Se compone de tres ejes temáticos. El inicial es Desde el caos primigenio, que aborda la producción que ejemplifica el paso que va de las influencias del informalismo a un tipo de abstracción, que se destacó primero por los grandes campos de color y fuertes pinceladas de una gestualidad enérgica, para luego lograr la emergencia de formas más orgánicas y bandas de color que evocaban banderas y que ponían en evidencia grandes conflictos como la guerra de Vietnam (1955-1975) o la dictadura del general Juan Carlos Onganía (1966-1970). Obras al temple como Paisaje deplorable (1967) u Onganiato (1967) así lo demuestran.
El segundo eje curatorial se denomina Los rostros del poder y se relaciona con el contexto de las intensas disputas que atravesaron la década del setenta. Mientras algunos artistas abandonaron a comienzos de ese período histórico su práctica para priorizar la militancia política y social o apelaron a sutiles instancias retóricas para aludir al estado de violencia, Gorriarena se inclinó hacia una pintura figurativa sin tapujos que fue constituyendo toda una iconografía del poder; rasgo que continuó y amplió durante la postdictadura y por el cual se lo ha identificado hasta nuestros días.
En la sala se ha ubicado una vitrina con recortes de periódicos, cuyas fotografías trasladó al lienzo, para construir sus personajes. Además, se han dispuesto  en ella cuadernos con bocetos y comentarios que ilustran el proceso creativo que él emprendió, tal como se puede comprobar en piezas como Acumulación (1999) o la más reciente El gusto de los americanos bis. El arbusto de la represión (2005). En este segundo núcleo, también se puede apreciar la consolidación de un estilo caracterizado por la presencia áspera de lo matérico, una gestualidad vivaz, colores estridentes y la centralidad dislocada de la figura humana.
El último núcleo lleva por título Bestiarios contemporáneos, en consonancia con lo sucedido luego del retorno de la democracia. Así asoman en sus obras los nuevos actores sociales, las subjetividades identificadas con la profundización del neoliberalismo y la farandulización de la política. Síntoma de ello es Torta alemana (1999), donde prevalecen las fisonomías grotescas y el lujo convertido en vulgaridad. En medio de este repertorio, como una excepción o declaración testimonial, se abre paso también una escena intimista cargada de melancolía como la que expresa Querida, nuestro siglo se acaba (1990).

Carlos Gorriarena. 100 años
Colección Amalita en su sede ubicada en Puerto Madero; desde noviembre, se encuentra abierta al público la segunda de las exposiciones que celebran el centenario del nacimiento del pintor. Se trata de una muestra acotada a una decena de pinturas de gran tamaño provenientes de los patrimonios de esta institución y de ArtHaus. Entre las obras que se destacan, es posible mencionar El acontecer de todos los días (1990) y La sombra como un río II (1998), que siguen los criterios estéticos que fueron descritos para ese período líneas arriba y, al igual que en la muestra del MNBA, se complementan con un cuaderno de apuntes provisto por la viuda del artista, Sylvia Vesco.

Carlos Gorriarena en el Recoleta
La última inauguración que completa este conjunto de tributos se acaba de producir en la Sala Histórica del Centro Cultural Recoleta. En dicha sala, destinada a recuperar y difundir el acervo y la memoria de la institución, se exhiben sólo dos obras: Vidriera (2000) e Irisada luz del atardecer (1977), junto con material de archivo y un texto escrito por Raúl Santana (1940-2021), amigo personal y curador de algunas de sus muestras, como la retrospectiva póstuma realizada en la Sala Cronopios en 2009. En el último párrafo de este texto, Santana resumió con precisión la ética de trabajo puesta en práctica por Gorriarena, que es oportuno valorar y que, interpretada como legado, conserva una extraordinaria actualidad: El arte de Gorriarena se niega a ser remitido a ese espacio donde campea la neutralidad; se apresura a testimoniar la desesperación, el dolor, la expresión, la religiosidad, el odio y el espanto, antes que ser borrados en oscuras nociones conciliatorias.
 
Gorriarena, retrato de un momento       
Museo Nacional de Bellas Artes: Av. Del Libertador 1473
Hasta el 25 de enero de 2026
Martes a viernes, de 11.00 a 19.30 hs
Sábados y domingos, de 10.00 a 19.30 hs
 
Carlos Gorriarena. 100 años.
Colección Amalita: Olga Cossettini 141
Hasta el al 22 de febrero de 2026
Jueves a domingos de 12 a 20 hs
 
Carlos Gorriarena. Homenaje
Centro Cultural Recoleta: Junín 1930
Hasta el 1 de abril de 2026
Martes a viernes 12 a 21 hs
Sábados, domingos y feriados 11 a 21 hs



 

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