Nota publicada online

jueves 5 de agosto, 2010
Brassaï en Buenos Aires
Brassaï en Buenos Aires

Integrada por 126 fotografías, la retrospectiva del fotógrafo húngaro Brassaï (1899 - 1984) que se exhibe en el MNBA, propone un recorrido por la obra de este notable artista que fotografió el taller de Picasso y retrató París en los años 20

Visiones nocturnas de París y sus suburbios, curiosas imágenes cercanas al surrealismo, retazos de la intimidad del taller de Picasso y azarosos graffitis en muros transformados en museos, integran el heterogéneo repertorio de obras de Brassaï, que se exhibe en una retrospectiva, hasta el 26 de septiembre, en el Museo Nacional de Bellas Artes con el auspicio de la Embajada de Francia, en el marco de los VI Encuentros Abiertos Festival de la Luz.
Nacido en Hungría en 1899 como Gyula Halász, Brassaï capturó París de manera inolvidable e insólita, a través de misteriosas visiones nocturnas.
Reconocido internacionalmente desde los años 30, estuvo muy cerca de los surrealistas y fue gran amigo de Pablo Picasso, cuyo taller fotografió. A partir de estos tópicos, la muestra se estructura en cinco capítulos: Paris de noche, Paris secreto, Graffitis, Picasso y Surrealismo.
Integrada por obra proveniente de la colección de los descendientes del artista, la exposición fue curada por Agnès de Gouvion Saint-Cyr, comisario durante 40 años del departamento de Fotografía del Ministerio de la Cultura en Francia y curadora de varias muestras de Brassaï.
La muestra se despliega en el primer piso del MNBA sigue en el segundo con una sala especialmente dedicada a la serie de los Graffitis. Se proyecta además, la película Tant qu¹il y aura des bêtes que recibió un premio especial en Cannes en el 1956.

Brassaï, un hombre con todos los talentos
Por Agnès de Gouvion Saint-Cyr, curadora de la muestra
Nacido un 9 de septiembre de 1899 en Brasso, vasta aldea de Transilvania, entonces bajo dominación austro-húngara, Brassaï, venido al mundo como Gyula Halász, siempre soñó con ser artista.
Tras una breve estadía en la escuela de Bellas Artes de Budapest, se dirige a Berlín en 1920 para proseguir sus estudios artísticos; allí hará una sólida amistad con Kandinsky y Kokoschka pero también con Bartok, ya que ninguna forma de expresión artística lo deja indiferente.
De esta época data una impresionante colección de dibujos en la que se puede encontrar la influencia de las vanguardias.
Vive entonces de lo que encuentra grabados en zinc< pero gracias a la crisis económica se decide a partir a París, ciudad con la que sueña desde la infancia, luego de una permanencia de un año que hizo con sus padres.
En 1924 encuentra allí a su amigo el pintor Tihanyi, que lo introduce en ese mundo de artistas, intelectuales, aventureros y mujeres galantes que hacen las delicias de Montparnasse, donde coinciden las diásporas húngara y norteamericana, en particular.
Si bien prosigue sus actividades de periodista y de pintor, en 1929 se percata de que la fotografía le permitirá ilustrar sus artículos; sin embargo, no se contenta con esa sola función ilustrativa de la fotografía y comprende que este medio le permite obtener emociones estéticas singulares que no puede expresar mediante la pintura.
Debuta entonces un decenio que será el más fértil de su carrera. Con Henry Miller, Jacques Prévert o Cendrars, aves nocturnas como él, deambula de Montparnasse a Montmartre, haciendo visibles a los humildes trabajadores de la noche, transformando el rigor clásico de la arquitectura parisina en escenas insólitas y fijando la extraña belleza de las siluetas y de las nieblas sobre el Sena.
La obra París de noche aparece en 1932, resulta un inmenso éxito y pone a Brassaï en contacto con las revistas de arte más famosas mientras que los surrealistas, sobre todo Breton y Dalí, lo invitan a colaborar en cada una de las apariciones de Minotaure, mientras que Verve o Labyrinthe también buscan su talento.
No obstante, el encuentro más importante en esa época se lo debe a Tériade, que lo pone en contacto con Picasso. Este último lo quiere para fotografiar su obra esculpida, hasta entonces no publicada, que aparecerá con el título "Esculturas de Picasso". El entendimiento entre los dos artistas es inmediato y profundo, y esa amistad, que durará cuarenta años, será relatada por Brassaï en Conversaciones con Picasso, obra que inmediatamente se convirtió en un éxito internacional.
Se encuentran huellas de la influencia surrealista en cantidad de fotografías, realizadas o no para Minotaure, pero también para importantes obras como El amor loco de Breton.
Ese gusto por lo extraño y el arte primitivo se manifiesta además en su increíble trabajo sobre los graffitis, localizados, observados, dibujados y luego fotografiados, que serán reunidos en la obra epónima Graffiti; en esta ocasión, Brassaï escribe cuantiosos textos sobre el lugar que ocupan en el mundo del arte, justificando así la idea de que la pared sigue siendo "el mayor museo del mundo".
No obstante, Brassaï no se contenta con ser un artista prolífico y, para vivir, trabaja con revistas internacionales entre las cuales se encuentra Harper¹s Bazaar, con la que colabora a lo largo de treinta años, gracias a la amistad indefectible de Carmel Snow, y esto sin realizar la menor fotografía de moda.
Dibujante, pintor, autor de diseños de tapicería, periodista, escritor, será también realizador con su film Tant qu´il y aura des bêtes, que recibió un premio especial en el Festival de Cannes.
De este modo Brassaï, presa de dudas continuas sobre sus aptitudes artísticas, demostró con energía que fue un hombre con todos los talentos.

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Del 3 de agosto al 26 de septiembre de 2010 Museo Nacional de Bellas Artes, Av. Del Libertador 1473

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