Nota publicada online

La sala 2, del museo presenta una muestra de Alberto Delmonte, exponente del arte argentino. Por primera vez en San Juan, se exhiben pinturas, esculturas, xilocollages, linografías y xilografías del artista argentino, con curaduría de María Cristina Rossi
Identificarnos con lo propio requiere el esfuerzo de observar tres aspectos:
sentirse, conocerse y querer ser sudamericanos.
De hecho esto involucra la intención de pensar y pensarnos.
Alberto Delmonte

En la obra de Alberto Delmonte se reconoce una imagen de raigambre americana acentuada por símbolos y una paleta que evoca los ideales predicados por el arte constructivo de Joaquín Torres García, a los que se acercó a través de las enseñanzas de Marcos Tiglio, su maestro de pintura, y de los consejos de Julio E. Payró, su profesor de historia del arte.
Entre 1971 y 1978, junto a su amigo Jorge Rivara, enseñó en el Taller del Río de la Plata, y en 1980 fundó el Taller Sur, concebido a partir de las lecciones del maestro uruguayo y de las experiencias de las vanguardias, en el que se proponía una relación horizontal entre los alumnos y el maestro, quien –dentro de la tradición torresgarciana– presentaba y compartía con sus discípulos las exposiciones enumeradas correlativamente.
En esta exposición se exhiben obras del período abstracto de Delmonte: pinturas y grabados en los que se superponen áreas de color y se abren amplias zonas de silencio, y esculturas y objetos de maderas ensambladas que preservan el valor sensible de esa materia.
A partir de la amistad que trabó con algunos integrantes del Taller Torres García, la muestra presenta un diálogo entre sus obras y las de Torres García, Augusto Torres, Edgardo y Alceu Ribeiro, Jonio Montiel, José Gurvich, Manuel Pailós, Walter Deliotti, Manuel Aguiar, Antonio Pezzino, Gonzalo Fonseca y Rodolfo Visca, así como un dispositivo documental que testimonia las vinculaciones con ese ideario.
Surcadas por grafismos, signos, flechas, números o cruces de significación abierta, las obras de Delmonte que se exhiben recuperan la simbología de los pueblos americanos para reafirmar ese carácter identitario que fue central en su poética constructiva.