Paraná 759 piso 1

Oda galería de arte presenta No se las lleva el viento, una exposición individual de Mónica Fierro con curaduría de Ana María Battistozzi. La muestra reúne obras realizadas a partir de libros intervenidos que combinan pliegue, corte y montaje. A través de estas piezas, Fierro transforma lo impreso en objetos tridimensionales que exploran la relación entre palabra, imagen y materia, ampliando los límites del libro como soporte artístico.
-
No se las lleva el viento Ni las palabras ni las imágenes quedan a merced del viento. Pueden armar remolinos en torno de las personas, arroparlas con imaginarios fantásticos de dimensiones insospechadas, pero permanecen a través del tiempo. Desde los rollos que atesoraron milenarias escrituras, signos y grafías, es posible rastrear este impulso arrollador de las imágenes y las palabras que han abrigado, tanto la creatividad como la vocación de saber. El libro amplificó aún más la onda expansiva de este movimiento y lo orientó hacia direcciones impensadas.
¿Cómo aludir a los infinitos estímulos de las palabras y las imágenes en la inagotable sucesión de experiencias intelectuales, espirituales y también corporales que se han suscitado a través de la historia y continúan abriéndose paso en nuestro atribulado universo cotidiano? Mónica Fierro parece haber tomado el desafío de desentrañar el sentido profundo de ese continuo de escritos e imágenes al convertirlo en una obra que por momentos se muestra como una fuerza impetuosa que se apodera de nosotros. Que participa de la materialidad de esa larga tradición de la palabra y la imagen impresa pero que la desafía y la lanza progresivamente a ocupar el espacio.
Las piezas que trabaja minuciosamente esta artista son inseparables del formato libro, pero a la vez algo distinto. Tienen algo de esas escenas pop up que surgen como pequeños teatros al interior de un libro, pero que avanzan; buscan desprenderse de ese interior y saltan al exterior dejando atrás su condición de mero contenido para asumir una identidad y una autonomía de dimensiones propias. En tanto artífice de ese derrotero, la artista se ha enfrentado minuciosamente a un enorme caudal de páginas de libros que recorta, pliega y encola para elaborar módulos y componer formas de una objetualidad seductora que se nos presente en diversas escalas. Puede revivir la página y sus contenidos en el pequeño objeto nacido de múltiples pliegues pero también en las formas expandidas que pueden sugerir fuerzas animales u orgánicas. Es innegable que la apariencia de los objetos de papel que construye la artista responde en gran medida a las sugerencias de las infinitas texturas y colores que le aportan los contenidos de los libros que rescata como materia esencial de su obra. Pero resulta imposible no observar la funcionalidad del pliegue en ella. El pliegue ha sido una constante en todos los períodos artísticos y se ha puesto de manifiesto de distintas maneras a través de la historia de la pintura, la escultura y la arquitectura. Hubo pliegues griegos, romanos, románicos y góticos. Gilles Deleuze se ha ocupado especialmente del pliegue en el Barroco, en tanto curva y recurva, pliegue sobre pliegue que puede llevar al infinito. El filósofo asocia este sistema con las complejidades del alma. Y también lo vincula a lo múltiple que no es sólo lo que tiene muchas partes sino lo que ha sido plegado de muchas maneras. En ese sentido podriamos preguntarnos por los rumbos complejos que sugieren los pliegues de nuestra artista. El laberinto de la materia y sus partes– dice Deleuze-. Podría pensarse también la sucesión de pliegues en la obra de Mónica Fierro como un laberinto; como un dispositivo que busca retener las palabras y las imágenes para que permanezcan en nosotros y no se escapen. Para que no se las lleve el viento…
Ana María Battistozzi.
Curadora: Ana María Battistozzi
La muestra se podrá visitar desde el martes 24 de junio hasta el jueves 07 de agosto en Oda Oficinas de arte, Paraná 759 piso 1, CABA
Horarios de visita: lunes a jueves de 15 a 19 hs