Miguel Dávila
Obras periodo 1968 a 1973
27/03/2015 - 26/05/2015

Palacio Duhau Park Hyatt
Alvear 1661

Miguel Dávila

Organiza Shasha D Espacio de arte

Esta exposición refleja una etapa poco conocida de Miguel Dávila, las “Tablas”, concordante con mis pensamientos creo que la mejor manera de conocer a un artista es recorrer las diferentes etapas que a lo largo de su vida creativa ha podido desarrollar. Nos encontramos ante un artista que supo asumir el riesgo del cambio, sin concesiones y en el convencimiento que el “fenómeno oculto de la creación” se mantiene intacto en la medida que el creador tenga y sepa que decir.

Creo que se comprende al artista y su obra cuando se aprecia un antes y un después, ahí se vislumbrará que se asumen riesgos y esos riesgos involucran pasión y compromiso. La soledad del creador frente al soporte es una constante donde experimenta vivencias y sentimientos contrapuestos en forma cuasi sistemática. Cuando el artista experimenta transformaciones, por que ve agotado su momento, es susceptible de la crítica de pares, de la prensa especializada, público en general y galeristas, ya están acostumbrados a “su” imagen, al reconocimiento fácil de la obra, y un cambio implica repensar lo que se esta viendo. Supo decir Rilke

Las obras de arte nacen siempre de quien ha afrontado el peligro, de quien ha ido hasta el extremo de la experiencia, hasta el punto que ningún humano puede rebasar. Cuanto más se ve, más propia, más personal, más única se hace una vida. Normalmente sucede que la nueva etapa es desestimada y pasa a ser revalorizada la anterior. Que paradoja “el artista” tendrá que esperar diez o quince años para que la nueva etapa sea reconocida, puesta en valor y ello seguro coincidirá con el momento en que asume un nuevo cambio y como en una espiral el ciclo se repite, siempre y cuando la “pasión” se mantenga intacta, siempre y cuando esté dispuesto a asumir el “riesgo del cambio”, siempre y cuando tenga algo que decir, siempre y cuando el conformismo y la complacencia no condicionen su hecho creativo y mantengan vigente el fenómeno oculto de la creación. Esta exposición intenta reflejar y transmitir a las nuevas generaciones una etapa importante del artista en la plástica Argentina independientemente de la mayor o menor aceptación estética. La mayoría de las obras expuestas en esta sala y cuyo soporte es la madera han sido expuestas únicamente en el año 1971 en la histórica galería Art Gallery International, cuyo director era Victor Najmias. Sasha Dávila Hugo Monzón escribía para el diario La Opinón sobre la exposición: Pretendiendo superar el plano bidimensional de la tela y actuar en un material más concreto, corpóreo, el pintor sustituyó aquél trocando el soporte en una presencia que cuenta fundamentalmente en el hecho plástico. Dávila ensambla grandes siluetas, recortes, tablas de grueso espesor y altera la calidez y calidades de la madera con grandes zonas de color, lacas, tintas y barnizados o enriquece las superficies con incisiones xilográficas. Diario La Opinión · 13 de noviembre · 1971 Hugo Monzón Las obras de Dávila reúnen pintura, grabado y formas tridimensionales. En Art Gallery International, en Buenos Aires, Miguel Dávila presenta una veintena de tablas collage realizadas en este año. Pretendiendo superar el plano bidimensional de la tela y actuar en un material más concreto, corpóreo, el pintor sustituyó aquél trocando el soporte en una presencia que cuenta fundamentalmente en el hecho plástico. Dávila ensambla grandes siluetas, recortes, tablas de grueso espesor y altera la calidez y calidades de la madera con grandes zonas de color, lacas, tintas y barnizados o enriquece las superficies con incisiones xilográficas. Los paneles a los que adosa esos elementos ofrecen planos netos o, a su vez, incisiones y calados que procuran nuevas alternativas espaciales, otros módulos en un total lúcidamente compuesto. Son, en esencia, relieves que en oportunidades semejan grandes tacos de grabados parcialmente entintados, tal los Personajes, hermoso trabajo vertical que exhibe un sector grabado. Dos hileras de pernos de hierro separan esa zona de superficies en que es la madera desnuda y lacas blancas y negras las que ofrecen un juego de imágenes en positivo y negativo. Otro tanto ocurre en el Coche de Segunda, esquemática versión de un vagón, en el que un elemento de sobrio color obra en una superficie más agitada. Potentes en su agresiva expresión son dos trabajos que se asocian entre sí, El rey de las Pelotas y Entran por una oreja... Dávila establece en ellos un conjunto de gruesos relieves, toscas tallas en maderas quemadas, tachas metálicas precisando contornos, y netos planos, blancos o negros. Un sistema de claves certeramente expresadas en un juego tórrido y contenido a la vez. La muestra abunda en trabajos de gran interés y belleza, entre ellos el notable Diálogo 2, pero hay obras en que se hace claro un desajuste conceptual. Escaparate es una de ellas; pictórica, de atractivo color, pero desconectados procedimiento y criterio. En otras, la función de la estructura se convierte en cualidad de la forma y da paso al ornamento (El león, Encuentro partido, El mirón). En otro temperamento, Dávila ha realizado un cálido divertimento; serie de danzantes Muñecos de Palo de miembros movibles, montados en cuatro módulos que a su vez se adosan a un armazón tubular y horizontal. El múltiple en cuestión, que tal es el carácter de la pieza, es de 4 x 1,60 metros. Temuco, un tríptico de grandes dimensiones también, propone lo que podría ser el nacimiento y desarrollo de un elemento, en un total que enlaza felizmente un carácter trascendente, expresivo y belleza ornamental. Miguel Dávila exhibe además un conjunto de temples, un óleo y un dibujo, en los que practica a veces, algún discreto relieve con el concurso del passe-partout recortado.

De todos modos las obras se apoyan en la línea y el color que se asocian felizmente en Detrás del vidrio y Los que pasan. Dávila es un pintor y dibujante muy fino, en el mejor sentido, y es frecuente que el disloque o deformación arribe, en sus trabajos, a una expresión críticamente oscilante entre dos puntos que evidentemente, él puede conciliar. Por sobre las objeciones, es ésta una exposición que revela, como en anteriores muestras, la singular intensidad plástica y expresiva del artista. Rebasando un comunicado formal, un producto bello, Dávila franquea la distancia que va desde la imagen sutilmente acomodada a un juego rico y sofisticado, a un continente intuido, penetrando aún más profundamente en territorio desconocido.-