Sala 13

Inauguración: jueves 2 de agosto a las 19 hs.

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El Tao de la Pintura

"Las pinceladas son como el luminoso rocío en un Jardín Zen"
Eiko, la del cabello de noche.
En esta exhibición, la artista retoma la tradición de la pintura metafísica de Giorgio Morandi y Alfredo Hlito. Las obras de Inés  González  Fraga se inscriben en la belleza plástica de una contemplación suspendida en el tiempo, donde el cuadro es territorio de silencio y espacio vibratorio.
Su proyecto se despliega en una breve retrospectiva. Un recorrido por donde los paisajes internos y las fábulas de los bestiarios peregrinan hacia el centro de la obra.
Tres ciclos de obra, tres atmósferas. Tres universos  se manifiestan en este itinerario.
Los Paisajes Urbanos, gris piedra construyen ciudades y pasadizos misteriosos. Territorios de memoria borgianos, arquitecturas de granito, que se diluyen en la mínima expresión sensible del horizonte y su infinito.
Los Retratos con alegorías de miradas de Spilimbergo, Berni y Garabito, se suman a esta red de sentido histórico. Los cuerpos pintados por la artista aparecen sensuales y los rostros son etéreos, las pinturas cobran un relato ascendente de lo carnal a lo inmaterial.
Los Animales son presencias, formas sensuales de la naturaleza, que suspendidos en el espacio se deslizan oníricamente. Enigmáticos encarnan la representación de la fuerza salvaje del alma.
Todas las obras poseen una carga psicológica, en la muestra esa fuerza se va concentrando en el viaje por el tiempo de las obras, en el recorrido, en la contemplación introspectiva, en la transmutación espiritual del espectador por el mágico Tao de la Pintura.

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Ines Gonzalez Fraga, Un repertorio atemporal
Por Albino Dieguez Videla
Bello recorrido
La muestra "Apartente eternidad" de Inés González Fraga, permite un recorrido por su producción desde los "80 hasta la actualidad.
Se ven trabajos figurativos, retratos de su serie "Antiguo", pasando por paisajes casi abstractos -que más que paisajes parecen territorios-, de la serie "Subterráneo", además de la serie "Paréntesis y animal".
González Fraga es fiel a una paleta queda, nunca de sobresalto, que en los paisajes parece alterada a partir de un impulso onírico, al borde del escenario de cuento de hadas. Decía Eduardo Chillida de Rothko que "mira el horizonte inalcanzable, inexistente, lo necesario, lo inalcanzable", por eso se dijo antes que esta pintora crea territorios.
Pero estos territorios no tienen que ver con una observación externa y en cada temática abordada se los encuentra en sustrato, como testimonios de un actitud carnal, interior, sacada la luz, pero lentamente, acariciando la materia, transformándola en una suerte de envoltorio textil transparente.
Inés Gonzáles Fraga, cuya producción conocemos de tiempo atrás, impulsa con esta antología una reflexión metalingüística tanto sobre el modo en que se desarrollan las prácticas artísticas contemporáneas, como sobre el modo en que el mero formalismo se transforma en un producto comercial, generando una especie de "mise en abyme" o de regreso autorrefencial, que ejemplifica sobre las salidas posibles del arte o acerca de sus callejones sin salida.
González Fraga ha encontrado su cauce y lo navega con una comunicativa serenidad. En Junín 1930, hasta el 26 del actual, de lunes a viernes de 14 a 21 sábados y domingos de 10 a 21.