El sábado 14 de mayo inaugura Hilo de voz, exposición individual de Guillermina Grinbaum curada por Kekena Corvalán, que podrá visitarse hasta el 26 de junio en el Museo Benito Quinquela Martín, La Boca. La exposición reúne una serie de obras con las que la artista construye un estado de situación de la trata de personas en la actualidad; un mapa donde materialidades, símbolos, números, ilustran una escena que se presenta al espectador cruda, urgente, alarmante.

Con proyección instalativa, la artista presenta en esta exposición una serie de obras que con la cerámica y el textil como protagonistas, van tomando la sala con las voces, relatos, símbolos, cifras que interpelarán al espectador desde los más diversos ángulos.  

En Cuatro millones ochocientos mil las figuras de cerámica descarnadas, despersonalizadas, agotadas, penden de sutiles hilos blancos. Los pequeños cuerpos representan el número aproximado de víctimas de explotación sexual existentes en la actualidad en el mundo. Pueden parecer a simple vista seriados, estandarizados, iguales. Es necesario un acercamiento para ver lo específico, identificar. En esta misma línea, Ser un cuerpo presenta figuras encimadas donde la pérdida de fuerza parece conllevar la pérdida de la identidad, uno de los grandes temas que subyace a esta exposición y que la artista también señala en su obra Huellas, un cesto de basura desbordado de documentos y pasaportes de diversas procedencias.

El textil atraviesa casi todas las obras: hilo blanco como símbolo de cualquier tipo de sujeción a la que está sometida la víctima de trata sexual, hilos rojos, descosidos, transparentes. En Lágrimas negras, las pequeñas gotas de cerámica esmaltada reposan contrastantes sobre un paño de peluche rojo. Dos tules de novia bordados anuncian: “Hilo de voz”, y “Yo le creí”. La narrativa de esta exposición se va alimentando del universo de lo sensible y de lo concreto: se hace presente en las obras la crudeza de los relatos de las propias víctimas y la contundencia de las estadísticas.  
Es posible vislumbrar cierto rigor científico detrás de las obras de Grinbaum, y no es casual: la artista cuenta con una sólida formación como investigadora social y trabajo de campo vinculado al estudio de lo femenino.

Señala Kekena Corvalán, curadora de la exposición que ya ha colaborado en proyectos previos con la artista: “Son muchos años los que lleva la práctica artística de Guillermina Grinbaum atravesando en su hacer los modos de representación de las violencias, destacándose el ejercicio de escucha y lectura de testimonios en primera persona. Este recorrido estético y político de su trabajo, la convierte en una artista referente del tema, que ha logrado transformar su compromiso ético en una propuesta visual con alta potencia estética”.

Sobre la artista

Artista y Licenciada en psicología por la UBA, asistió a los talleres de arte y análisis de obra de Gabriel Baggio, Delfina Bourse, Carolina Antoniadis, Ariela Naftal, Fabiana Barreda y Kekena Corvalán. Estudió escultura en cerámica con Juan Carlos Ruiz Molina y Alejandro Ríos y composición coreográfica-perfomática con Ricky Pashkus.

Como investigadora, estuvo vinculada al estudio del universo femenino. A través de sus obras, la artista busca poner en circulación y hacer visibles temáticas del mundo actual que la atraviesan.

Trabaja con la espacialidad, los volúmenes, los relieves, los diversos planos y texturas, investigando y experimentando con los materiales.
Principales exposiciones individuales: “ReEncuentro” (The Emanuel Collection, Nueva York, 2021); “Infierno y Silencio” (Legislatura de Buenos Aires, 2019) declarada de Interés Cultural por la Legislatura; “Sutil, y no tanto” (Museo Evita, 2015); “La hora de la mujer” (Museo Evita, 2012).

Participación en exposiciones colectivas: “Ellas, Yo, Todas” (MoMA Ps1 de New York); “Seas quien seas” (“Eternity”, de Maurizio Cattelan en Art Basel Cities); y en Centro Cultural Rojas, el Museo Fortabat, el Palais de Glace, el Museo de Bellas Artes de Salta, el Museo Judío de Buenos Aires, el Espacio Memoria, el Museo de Arte Popular José Hernández, el Salón Nacional de Arte Cerámico entre otras.

En 2017 su obra fue premiada por Espacio Memoria en 40 Años de Memoria Viva.