Doce, coral polifónico
27/09/2013 - 16/10/2013

Central Newbery
Jorge Newbery 3599
Buenos Aires | Argentina

Doce, coral polifónico

Horario: martes a sábado de 14 a 20 hs

Tel.: (011) 4553 5723
ra.moc.yrebwenlartnec@airelag

 

Irene Banchero, Stella Benvenutto, Mariana Cerviño, María Causa, Ailí Chen, Margarita Ezcurra, Andrea Moccio, Agustina Nuñez, Julieta Ortiz de Latierro, Paula Otegui, Susana Saravia y Paola Vega

Doce, coral polifónico
Bajo los techos de bovedilla de esta antigua fábrica de dulces en el barrio de Chacarita, convertida en galería de arte, se despliega la obra de doce artistas, mujeres, que unen sus voces diversas como en un gran coral polifónico. Tienen distintas partituras y sus propios tempos con voces suaves, graves, agudas y algunos tonos bajos que en armonía entonan la sala. Una a una se fueron convocando, invitando como en un canon:
Así, Agustina Núñez parte del lápiz y el papel, o “del punto y la línea” para desarrollar su idea, contando con la franqueza del trazo como una presencia sólida y sutil a la vez dejando un halo de extrañamiento en sus figuras silueteadas.
Aili Chen pinta con acuarela sobre papel y fiel a su origen oriental hace paisajes esbozados, tenues, auto-referenciales tal vez, secuenciales, como en sus animé. Con ojos de cineasta nos entrega la escena y su fondo en todas las variantes del gris.
Con la sensualidad del papel de seda, Andrea Moccio presenta una “piel de dragón”. La artista juega con su arte y su tekné y arma y despliega una materialidad como de piel mudada de animal reptil, guardián feroz, de gran sabiduría y clarividencia, cuya acción implica la muerte o el nacimiento de un orden universal. 
Ondinas, burbujas, estanques, son algunos de los temas planteados por Irene Banchero. Son pequeñas esculturas, objetos de formas orgánicas que “hablan y a veces cantan” o silban como un tornado, caracoleando, trabajadas con maderitas moldeadas y pintadas.
Las fotografías de las proyecciones de dibujos de personajes provenientes de libros infantiles sobre edificios y casas de un Buenos Aires nocturno, sugieren situaciones de peligro o momentos de crisis. Se trata de la artista Julieta Ortiz de Latierrohaciendo un relato dentro del relato, y el hecho performático de la proyección agrega un elemento de magia y sorpresa.
“Como los lirios del campo que van creciendo sin fatigarse ni tejer” así brotan y rebrotan los parterres de Margarita Ezcurra. En este caso con tintas y plumín sobre papel blanco, estos tallos, hojas, flores, son las siluetas tenues de su jardín imaginado. 
María Causa se extiende en el espacio con un huevo de 110 centímetros de altura por 75 de diámetro en aluminio sobre madera. ¿Será el origen del mundo? ¿La fecundidad por excelencia? Un símbolo de lo femenino sin duda.
Mariana Cerviño se expresa en un neo-concretismo vernáculo y post datado. Tiene razón cuando dice que las líneas paralelas se tocan. Su geometría concéntrica en el arte y sus viveros naturales de jardinera se desarrollan en volutas, ya de acero, ya de fibra vegetal, anicónicas las unas, vitales las otras. 
Paola Vega mancha la tela y desliza la brocha y el color en sentido horizontal yuxtaponiendo valores. Hace centro en la luz y se apoya en las sombras. Pero su composición armónica se eleva y se fuga en una serie de semitonos. 
Entre tanto, Paula Otegui toma la parte de una y mil voces en su gran tela con diversos planos, colores y temas. Un panóptico de estos tiempos, con distintos escenarios y varios figurantes, geografías cambiantes, geometrías y diseños. 
Susana Saravia también mancha, pero en tonos velados. Púrpura y magenta se rozan y entrecruzan formando submundos translúcidos de una iconografía imprecisa. 
Y, la técnica mixta de Stella Benvenuto, dibujo y bordado sobre tela nos habla del eterno femenino del trabajo con hilo y aguja sobre un lienzo. Es una composición abstracta, un ángel, un corazón, luces de bengala, ¿quizás? O quizás, ¿esos azules y naranjas componen el interior de una extraña flor? 
Esta es la gran obra de doce mujeres, ópera o concierto, recorrida por una línea conductora sutil, sensible, femenina al fin, en la sinuosidad de ciertos fragmentos. Distintos instrumentos, técnicas y lenguajes diferentes, pero no babélicos. 
María Silvia Sayús, septiembre de 2013