Nota publicada online

miércoles 8 de marzo, 2017
Xul Solar. Panactivista
Su universo fantástico en el Bellas Artes
por Pilar Altilio
Xul Solar. Panactivista

El catálogo que acompaña la muestra incluye una selección de escritos del artista en los que reflexiona  sobre sus invenciones y teorías, y los textos “Ciudadano del Universo. Xul panactivista”, de Cecilia Rabossi; “El encuentro entre el Mago y el Pintor: Aleister Crowley y Alejandro Xul Solar”, de Patricia Artundo,  y “Mis recuerdos sobre Xul Solar, pintor argentino de lo desconocido”, transcripción de una conferencia  ofrecida por Borges.

Hay una situación repetible en cada circunstancia que esas piezas bien coloreadas y elaboradas en detalle se presentan a la vista, y es que disparan la curiosidad y -en muchos casos también- la admiración. Este inclasificable intelectual/ artista argentino, vuelve para presentarnos el encanto de un grupo numeroso de activos gestores de sus propios proyectos, que intentaron afrontar la batalla de las ideas con argumentos poéticos, lecturas, debates y acciones. El trabajo curatorial de Cecilia Rabossi se instrumenta muy eficazmente, dando lugar a los aportes que muchos intelectuales han desarrollado sobre su prolífica obra tanto como cierta definición de personaje que se asocia a su nombre. El propio director del museo, Andrés Duprat se emocionó con este inicio tan prestigioso del año y al contar que una versión de esta muestra -también curada por Rabossi- será transportada a México, al Museo de Arte Carrillo Gil.

Una parte de ese basamento cultural es rescatada por el segmento “Arte y literatura: Xul y sus amigos”. Nos permite pensar el tiempo de su producción con algunas claves que disparan nexos con Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y el amigo más cercano de Xul, Emilio Pettorutti. Aunque este abanico de intercambios pueda ser mejor explorado tanto en las actividades que se proponen hasta el cierre de la misma en junio, como en el cuidado catálogo donde se reúnen los textos de la curadora Rabossi, de la investigadora Patricia Artundo, que integrando la Fundación Pan Klub-Museo Xul Solar, es autora del inhallable catálogo razonado de dos tomos Xul Solar. Entrevistas, artículos y textos inéditos. En tanto la biografía reeditada de Alvaro Abós, Xul Solar, pintor del misterio, ha comenzado a venderse rápidamente.

Estamos ante un gran recorrido por 180 piezas, entre las que hay documentos originales, sus cartas astrales hechas a mano en pequeños cartones, sus incursiones de invención de una nueva lengua, sus asociaciones con la música y el ajedrez, sus ciudades utópicas, los desconocidos títeres y tanto más, agrupados en “Músico visual”, “El mundo de las lenguas”, “Espacios habitables”, “Lo místico, lo esotérico y lo oculto” y “Grafías plastiútiles. Una escritura plástica”. Incluso es posible escuchar la propia voz del autor en una instalación sonora donde además está también la voz de Jorge Luis Borges, en la conferencia donde contó su relación con Solar.

Abós lo describe como “virtuoso acuarelista, dibujante, astrólogo, inventor, metafísico, lingüista, titiritero, arquitecto, diseñador, creador de un mundo plástico inclasificable, cruzado por enigmas cabalísticos y secretos esotéricos”. La dimensión de lo esotérico está muy bien tratada en el texto de Artundo que indaga la relación de Xul con el inglés Alistair Crowley, quien lo inicia en el esoterismo. Pero hay una tensión interesante en esos dos mundos separados por el océano Atlántico que balancea entre las ciudades en que vivió entre 1919 y 1924: París, Londres, Milán y Florencia, por esos años plenas de actividades e ideas; que se completa con su pertenencia al río marrón del Tigre, a su interés por los cultos de la América precolombina, a la creación del neocriollo (que une castellano y portugués con algunos elementos del guaraní), o el juego del fútbol múltiple, que lo identifican sin dudar con nuestra propia cultura.

Bellísimas piezas, poco conocidas, donde la palabra es un componente sostenedor de la imagen sin personajes como en la gran mayoría de las obras. Curiosa y de una gran maestría de ejecución, la pieza Pan Altar Mundi de 1954 donde se estructura toda una serie de mundos en ascenso en una configuración tomada del imaginario cristiano europeo. Rarísima por su tamaño y su representación, la pieza más grande en tamaño, según su curadora "La hizo para una hermandad en la que participaba como el «hermano nulo», como un panel para meditar, por eso el cambio de escala y las cuestiones figurativas".

"Cuanto más sé, más quiero saber", confesaba Xul Solar y algo de eso nos invade con sólo entrar a ver esta merecida muestra que incorpora al museo nacional el trabajo y la colaboración de numerosos aportantes que la vuelven imperdible.

Notas más leídas