Nota publicada online

martes 9 de abril, 2024
Karina El Azem
Sus Ceremoniales Iconográficos en Corrientes
por Claudia Laudanno
Karina El Azem

Hasta fines de Mayo de 2024, se puede visitar una extensa exhibición antológica de la artista, con sede en el Museo Provincial de Bellas Artes “Juan Ramón  Vidal”, en Corrientes, denominada “Ceremoniales Iconográficos”, con curaduría de Patricia Rizzo. La muestra es de talante itinerante y se irá modificando de acuerdo al espacio que la acoge.

Recuerdo al maestro Hans Georg Gadamer, cuando se refería desde cual lugar y cómo nos vinculamos,  con las obras de arte que apelan a nuestra fruición estética y hermenéutica.
Uno escribe sobre aquello con lo cual mantiene un tipo de identificación primaria.
Esta primeridad parte de los sentidos. Y en el caso de la producción tan prolífica de la artista argentina, Karina El Azem, se descubre una exacerbación sensorial que vehiculiza contenidos de altísima complejidad, sea conceptual, histórica, estética, antropológica y existencial.

Me detengo particularmente, en un tipo de geometría excéntrica, presente en la serie CBN, a la que agrego trabajos tales, como MCI I y MCI II, que ponen de relieve la objetualidad. Son creaciones que parten de una relectura de los movimientos de la Neo-Geo y Soporte -Superficie.
Las 4 gigantescas piezas de la mencionada serie CBN, resultan ser siluetas o efigie perspectivas y geometrías imposibles, de acuerdo a la crítica del logocentrismo y la Teoría de los fractales. 
El horror al vacío, la manía acumulativa por cubrir las superficies son denominadores comunes en su operar estético. 
Obviamente que, frente a ellas, nos confrontamos con la actualidad de lo bello. 
Sin lugar a dudas, el arte contemporáneo puede ser bello, desde lo paradojal, porque encierra siempre dilemas, disrupciones y trampantojos.
 Justamente, en ello se basa la heterodoxia de los lenguajes artísticos actuales.

 El artista guarda para sí mismo esas competencias textuales, porque tiene a su alcance la entera Historia del Arte. Y los medios de expresión y concreción.
 La utilización de una materialidad “otra”, es decir, no convencional y extra-artística. 



Karina El Azem posee esa enciclopedia a la hora de producir nuevos opus. Se trata de una artista cuestionadora de cualquier tipo de hegemonía de facto.
 Crea, construye, ordena y sus obras son como objetos de ansiedad, máquinas que disparan polisemia por todas partes en las fronteras lábiles de la tridimensión y la disposición bidimensional.
 Pero sabemos con certeza que lo suyo es la objetualidad.

 Sea objeto site-specific, instalaciones que se enmascaran en wall-paintings y wall-drawings. Se solapan, se encubren entre sí a sabiendas que hay un espesor y que son trabajos que involucran el tacto, o sea, el universo de lo haptico.
 Son objetos ansiosos, rememorando al gran Harold Rosenberg, porque generan distintos tipos de reacciones en el espectador. Arte de la conjetura, de la ironía, de las innumerables preguntas, porque es incisivo, interpelador.

La espiral citacional culta aflora en dichas producciones desde un umbral post o tardo, ya casi promediados dos decenios y un lustro del siglo XXI. 

Volviendo el análisis a piezas fundamentales, como MCI I y MCI II, de reciente ejecución, se puede leer un homenaje póstumo al Arte Madi Internacional, de Carmelo Arden Quin. Son obras de marco recortado, irregular y que avanzan hacia una estructura hexagonal. Esta es una serie particularmente interesante, porque abre otra punta de experimentación, que la artista se encuentra investigando en la actualidad.

Por su parte, la serie CBN nos pone en contacto con una espacialidad que dialoga con la arquitectura.
La propia, de esos  grandes arquitecturas constructivas, aparentemente frías y despojadas. Las mismas son el producto de una intensa investigación de la artista para aplicar conocimientos provenientes de la física.  Y la arquitectura ajena o temporal, corresponde a la memoria del edificio que las alberga y cobija, ya sea museo, galería, centro de arte, bienal, feria o kunsthaus.

 Un arte combinatorio que produce más interrogantes que respuestas y allí reside el alto voltaje de su reciente producción.
No dejo de pensar en el marco o frame de borde irregular y en la poética del ensamblaje.

Miro, observo, escudriño esta obras. Son objetos que crean interrogantes e interpelan al público, para agitarlo, moverlo, descolocarlo y hacerlo reflexionar sobre los alcances del arte moderno y contemporáneo
Obviamente, este entramado conceptual se teje y entreteje como un hilo de Ariadna entre un feminismo militante y un post-feminismo.
 En este corpus de obras destaca un Gauchito Gil, fechado en 1997, concebido a escala natural como un mosaico de Ravenna, si bien está ejecutado con una materia muy humilde y muy nuestra: las mostacillas. En este sentido, Karina El Azem ha sido precursora en la utilización de la imagen de este personaje popular en nuestro país.
Otra obra, como su versión de “Mamá Antula”, realizada luego de su canonización en febrero último, llama poderosamente la atención del espectador.
Nos estamos refiriendo a un personaje real, llevado a una suerte de cuadro-objeto, producido con una capa de pintura acrílica y luego otras capas de givre, mezclado con pintura termosensible, que cambia de color de acuerdo a la absorción de humedad.
Así pasa del celeste al rosa, como un efecto de artificio y artilugio visual con el espectador.
En las producciones estéticas de Karina El Azem, el sintagma "arte moderno y contemporáneo” tiende a la connotación y a la multiplicidad de significados. De tal suerte, que se abran en abanico diferentes capas de sentido sobre ese primer lenguaje-objeto que es la obra de arte.

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