Nota publicada online

lunes 26 de marzo, 2012
Jorge Caterbetti. El arte como instrumento de cambio
por Cecilia Rabossi*
Jorge Caterbetti. El arte como instrumento de cambio

La preocupación por crear un arte que entrelace lo estético y lo ético se visualiza en las indagaciones, intervenciones y señalamientos realizados por el artista Jorge Caterbetti. La conciencia política, con la que aprecia una transformación real y que concibe en forma colectiva, atraviesa su obra. Esta idea del arte como instrumento de cambio de las condiciones de vida subyace en sus propuestas artísticas.

La exposición Obra pública 2000-2012 construye un recorrido y una revisión por los últimos doce años de su producción, que se articula en tres grandes núcleos: la cultura del trabajo, el estado de derecho, la memoria y con los que interviene la sala C del Centro Cultural Recoleta.

La Cultura del Trabajo
En el año 2000, Jorge Caterbetti se propuso la ocupación de un espacio fabril en funcionamiento. Con Todo lo que reluce es oro interviene IMPA (Industria Metalúrgica y Plástica Argentina) fábrica recuperada en 1998  y la  primera en convertirse en ciudad cultural. Durante cuatro días, propuso esta instalación fabril viva con la participación de un interdisciplinario grupo de artistas y la activa colaboración de los trabajadores.
Entre máquinas, hornos, Todo lo que reluce es oro señala intencionalmente los objetos encontrados  en la fábrica y  revaloriza herramientas, indumentaria, accesorios, artefactos y utensilios domésticos con la técnica del dorado. Esta consideración de los objetos cotidianos busca “una valorización distinta a la que genéticamente el objeto poseía, o volver a valorizar objetos que brindaron nobles prestaciones y cayeron en desuso” al decir del artista.  Esta acción de dorar permite darle a los objetos  su “noche estelar”, si necesitar que el espacio expositivo sea el que otorgue este galardón en clara crítica a los espacios institucionales y a su poder legitimador. Caterbetti tiene la certeza  que el espacio fabril es un ámbito idóneo y real de acción por considerándolo “un ámbito libre de toda sospecha”.  Esta ocupación le permitió una revalorización de los objetos cotidianos  al accionar sobre ellos,  repensar las relaciones de producción y exhibición, y establecer nuevos canales de acción sin dejar de señalar nunca su compromiso con la preservación del  trabajo.  
Doce años después, Caterbetti sigue vinculado a IMPA, que actualmente con menos trabajadores, con los hornos apagados  y sólo algunas máquinas en funcionamiento, sigue resistiendo y produciendo elementos de aluminio. De la dignidad de esa lucha y la obstinación de sostener la fuente de trabajo surge Gramajo. Gregorio Alejo Gramajo es un trabajador, lo es de IMPA desde hace 30  años. Caterbetti elige su historia para  representar a todos los trabajadores. La historia se entrelaza con el espacio, la luz y los sonidos persistentes y obstinados de la fábrica para revelar IMPA hoy desde lo poético y  lo ético.

Estado de Derecho
Otro de las cuestiones que preocupan a Caterbetti es la degradación del estado de derecho, el quiebre de éste durante la dictadura,  los diversos vaivenes en democracia: la corte suprema con “mayoría automática”, el avasallamiento de un sinnúmero leyes por las leyes del mercado durante la crisis del 2001, la manipulación de la justicia en diversos casos. Para poder visualizar el doliente  e inerte estado en que se encuentra la justicia, Caterbetti  modifica intencionalmente la revista La ley, reservorio de la vida jurídica del país, perforándola, cortándola, atravesándola, diseccionándola, picándola, con el propósito de resignificarla en búsqueda de generar la discusión. Así surgen, con crítica ironía, las instalaciones El buffet y Primera bodega jurisprudencial.

Memoria
Un importante grupo de obras se inscriben en el núcleo medular dentro de su producción que es la memoria y la identidad. La obra inédita Memoria escrita rescata a Jorge Julio López de su nueva desaparición. El laberinto conformado por los escritos originales de López, guardados y protegidos por su compañero Jorge Pastor Asuaje, se convierte en la antesala de Memoria escrita, obra en la que Caterbetti valoriza artística y éticamente los escritos y dibujos del albañil.
Jorge Julio López  fue secuestrado el 27 de octubre de 1976. Estuvo detenido-desaparecido en diversos centros clandestinos de detención hasta que pasó a disponibilidad del Poder Ejecutivo Nacional el 26 de marzo de 1977. El 25 de junio de 1979 recuperó su libertad. En estos escritos Jorge Julio López relata el horror vivido durante su cautiverio, describe la tortura, a las personas con las estuvo, a los que vio morir y a los integrantes del grupo de tareas. Suma dibujos que representan la tortura, la distribución de las celdas y una galería de retratos de los represores. Para narrar su historia cualquier soporte es válido así utiliza papel de formularios continuos, publicidades de supermercado, calendarios y cualquier otro soporte fortuito.
La decisión de reportar la presencia de los escritos en el espacio expositivo, tanto los originales como los animados por el artista, refuerza la indagación y el rescate de la memoria.
En Memoria escrita, el grafismo de López se desliza demoradamente sobre la superficie de la pantalla y conforma una trama de palabras, frases, marcas y trozos de papel sobre los que aparecen las figuras de sus dibujos. Por breves instantes, Caterbetti da vida a los dibujos de López, tanto a las victimas como a sus represores, y con un inestable aleteo de sus movimientos, otorga y provoca un imperceptible alerta sobre la fragilidad humana frente a los dramáticos sucesos. Estos simples bocetos se materializan y recobran un instante de vida con la clara intención que, como expresa Caterbetti, «sigan siendo en existencia, para que los cuerpos, como certidumbre indescifrable, nos vuelvan a hablar, señalando una y otra vez a los culpables».
Frente a este mundo compuesto de palabras y líneas que vuelven a trazarse, un susurro permanente e impreciso nos envuelve. Solo el que decida colocarse los auriculares se encuentra en una encrucijada violenta, al escuchar en la sala la voz de López y su declaración en el juicio a Miguel O. Etchecolatz ante el Tribunal Oral de la ciudad de La Plata, realizada en el Salón Dorado de la Municipalidad, el 28 de junio de 2006.
Caterbetti concibe la obra para visibilizar el testimonio de López celosamente guardado, cuestionar e interrogar sobre su desaparición producida en democracia, no esclarecida hasta la actualidad.
En el marco de la exposición se exhibirá en el Aleph del Centro Cultural Recoleta (23 de marzo y 8 de abril) la pieza audiovisual Desaparecido en libertad. Pieza que  se centra en la segunda desaparición de Jorge Julio López el 18 de septiembre de 2006, luego de testificar en el juicio a Miguel O. Etchecolatz, y el mismo día de la presentación de los alegatos.
En esta pieza, Caterbetti recurre al dispositivo audiovisual como eco obsesivo de la memoria para tejer una compleja trama donde se entrelazan los hechos fácticos de las desapariciones de Jorge Julio López, el pozo de Arana, el juicio y condena del Miguel O. Etchecolatz, el papel central de López en ese proceso judicial, el testimonio de su compañero Jorge Pastor Asuaje y otros reclamos. A modo de tríptico despliega tres pantallas en las que resalta y entrelaza premeditadamente el relato cronológico de los hechos de su segunda desaparición, con imágenes documentales, testimonios y la voz, la imagen y los escritos de López en un intento de aunar arte y vida.
La premisa «Lo que el pueblo tiene que saber» escrita por López, más bien gritada desde sus escritos, es la que sigue Caterbetti para crear estas obras en un intento desesperado para no olvidar y en demanda de justicia.
El espacio de la sala es testigo de las posiciones del artista frente a temas que le preocupan como el derecho al trabajo, el respecto de la ley, la identidad, la memoria y  la justicia, asuntos sobre los que ineludiblemente necesita dar respuesta a través del acto creativo que involucra activamente al espectador. El programa expositivo permite aproximarse a las ideas que subscribe en sus obras y su proceso de concepción, siempre atravesado por cuestiones políticas y sociales locales, así como por cuestiones filosóficas y por la permanente experimentación con nuevos lenguajes y materialidades  en donde se tensa la relación entre estética y política.   
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*Curadora
20 de marzo de 2012

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Hasta el 8 de abril

CCR | Centro Cultural Recoleta

Junín 1930

Sala C

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