El círculo se cierra sobre sí mismo, y por esto representa la unidad, lo absoluto, la perfección. Es símbolo del cielo en relación a la tierra, de lo espiritual en relación a lo material. Por ello se le relaciona con la protección, con lo eterno y la trascendencia.

Para Pasquale Galbusera, escultor italiano -nacido en Bernareggio, Italia en 1943 y formado en Milán con los mejores artesanos expertos en madera y cerámica-, la redondez es sagrada por ser la forma más natural. Es la forma que contiene a las demás formas, la eternidad. Y de esto justamente habla esta exposición.

Organizada en tres núcleos temáticos: vida, muerte y resurrección, las 60 obras –entre esculturas y óleos- que componen la muestra se destacan en las salas pintadas cada da una de un color diferente.

Formas redondeadas cóncavas y convexas, de texturas suaves y sutiles, que invitan a la introspección e invitan a la caricia. Sugestivas esculturas, talladas en maderas nobles y -muchas de ellas- exóticas y muy antiguas que revelan la impronta de su creador quien, a lo largo de su vida y de las 800 obras realizadas, trasmite su espiritualidad.

En los últimos años el artista se dedicó de lleno al arte sacro y fue convocado a realizar obra contemporánea para iglesias muy antiguas; precisamente en la cuarta sala, un video nos acerca imágenes de un Cristos, altares y púlpitos que Galbusera realizó para distintas iglesias.

Crear es propio del artista y, el creador auténtico es aquel que además del don le da un sentido a su obra. La verdadera obra de arte comienza con una visión. Las esculturas de Pasquale Galbusera son el testimonio vivo de este “viaje espiritual” que hoy podemos disfrutar en los antiguos claustros de la Abadía de San Benito -hoy devenidas en salas de exposición- acercándonos a lo sagrado.

Curadores: Maurizio Vanni y Massimo Scaringella

Horarios: de martes a domingo y feriados de 12 a 20 hs (lunes cerrado)

Bono de entrada: $80