Nota publicada online

jueves 17 de septiembre, 2015
Eduardo Ruiz
El secreto de la buena forma
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Eduardo Ruiz

“Mi obra es concreta”. Así, lisa y llanamente, se define Eduardo Ruiz (Buenos Aires, 1958). Y es verdad.

El arte concreto es una expresión acuñada en Europa, alrededor de 1930. Designa una modalidad de la abstracción que, mediante el empleo de formas geométricas y el análisis de los elementos plásticos, descarta toda referencia a un modelo a la vez que se propone desarrollar un sistema objetivo de composición.

Estas obras creadas mediante el estudio de las leyes perceptuales y la organización racional de sus partes, son entidades en sí mismas (concretas) y no actúan como representaciones de otros objetos.

El vocablo “concreto” aparece en el centro de una discusión que revela la posición rigurosa de esta tendencia artística frente a los términos y a la concepción de las obras. Se pretende lograr la autonomía del arte y para ello se desechan los mecanismos de simplificación y de síntesis dependientes aún del motivo, para reemplazarlos por la invención de formas y su infinita combinación.

Geoda gris
Kuran
Ovallium

Ruiz, de la misma manera que lo hace el arte concreto nos enfrenta, como espectadores, directamente con los mecanismos del lenguaje visual. En su obra predomina la forma sobre el color; usa colores planos –generalmente neutros con toques de primarios- logrando un interesante diálogo entre la figura y el fondo.

Lo suyo fue absolutamente vocacional, en el colegio era el “chico que dibujaba” por lo que decidió estudiar Bellas Artes y entró a la Pueyrredón donde descubrió el mundo de la pintura y el color de la mano de maestros. Ary Brizzi le mostró un universo que intuía pero que no conocía y que ya nunca abandonó: el mundo de la abstracción.

Profesionalmente se especializó en diseño editorial y acaba de cumplir 30 años como diseñador de tapas de libros. Y, si bien siempre siguió pintando, nunca mostró. Desde el 2.000 decidió retomar “seriamente” la pintura. La obras que presenta en Alejandro Faggioni Estudio de arte, pertenecen a dos series: Estratos y Contrapuntos. Mientras las franjas de los Estratos “vibran” elevándose musicalmente en la tela -aplacados por ciertos “silencios” blancos-, las formas y contra formas de sus Contrapuntos dan origen a un caos ordenado. En todos los trabajos el común denominador es una estructura que sostiene y el color que funciona como elemento lírico.

Leonino y autorreflexivo, en su búsqueda formal intenta propiciar un entorno adecuado para el surgimiento de una organización social armónica. Y, como el mismo afirma, cuando una buena forma funciona hay armonía. Allí radica el secreto. 

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