Nota publicada online

lunes 5 de enero, 2015
Cai Guo-Qiang
Impromptu
por Pilar Altilio
Cai Guo-Qiang

Considerado uno de los artistas más significativos en la actualidad, CAI GUO-QIANG nacido en Quanzhou, China en 1957, se traslada a Japón en 1986 y reside en Nueva York desde 1995. Dotado de una increíble versatilidad y creatividad tanto en el uso de los materiales, como también en la magnitud y escala de su trabajos, llega por primera vez a nuestro país invitado por Proa para la realización de IMPROMPTU y un “proyecto de explosión”, evento artístico efímero que incorpora Fuegos Artificiales, en el exterior de nuestra sede, en el río.

Improvisación es la palabra que eligió Cai Guo-Qiang para denominar esta exhibición y lo hizo reconociendo que la Argentina le resultaba un lugar inaprensible, por el tamaño de su cultura y extensión, por la diversidad de la cultura y el paisaje, pero -sobre todo- por la fluidez del concepto en las milongas de tango de Buenos Aires.

Para conectarse con este territorio, Cai viajó a dos lugares específicos, las Cataratas del Iguazú, Salta y se conectó especialmente con las huellas del tango en Buenos Aires. Como él mismo afirma: Mi viaje de exploración en Argentina no fue fácil. Cuanto más sé del país, menos lo entiendo. Su cultura, la integración de los inmigrantes con este pedazo de tierra y todo lo demás, me han hecho sentir perdido y perplejo.

En los preparatorios de su trabajo, desde que produce proyectos en distintos lugares del mundo, este chino -que vivió muchos años en Japón y actualmente reside en Nueva York-, integra su acción productiva con los espacios donde es invitado a realizar su propuesta. Devuelve a su vez estas invitaciones promoviendo a involucrarse en la producción a casi 100 voluntarios, en este caso del IUNA y del Instituto Municipal de Cerámica de Avellaneda. 

Su obra se produjo aquí, incluso usando pólvora nacional, lo que significó otro enigma para su trabajo y la recuperación de un impulso juvenil de experimentación, pues las cosas funcionaban diferentes.

Usa esténciles para dibujar y los coloca sobre colosales planos de papel especialmente preparados a la manera tradicional china con pasta de bambú, interviene con todo el cuerpo sobre ellos pues debe colocar pesos donde necesita que se produzca una marca más potente en el estallido. Según su visión el uso de la pólvora no necesariamente remite a su tradición de origen, sino a la posibilidad de trabajar con un complejo sistema donde el humo de la pólvora crea sobre el papel un efecto parecido a la aguada. Y advierte: Sin embargo, el proceso también abarca la idea de “creación a través de la destrucción” y la transferencia instantánea de energía en el momento de la explosión, una concepción artística que trasciende la diferencia entre Oriente y Occidente.

El resultado que puede verse en la Sala 2 es una experiencia única de meterse en un dibujo pues las piezas alcanzan los trespor dieciséis metros, haciendo que no sea posible salir de la misma sin mirar con detenimiento cada una de esas huellas, reconociendo la evanescencia de las aguas del Iguazú y los cardones enormes de un cementerio salteño perdido en un valle.

El coraje de Fundación PROA radica en que están dispuestos a ir conmigo a la aventura, asumir las consecuencias de mis obras de impromptu, que pueden o no estar a la altura del título de la exposición. Soy como una semilla sembrada en esta tierra, que ahora crece y da frutos después de absorber la luz del sol, el agua y el amor de la gente de aquí. ¡Gracias a todos! " Cai Guo-Qiang
   

El complejo sistema que pone en juego no puede ser enunciado fácilmente pues integra muchas de sus facetas productivas, de su experiencia como hijo de un calígrafo, como extranjero en Japón donde pasó rápidamente de ser considerado un artista sin esencia contemporánea, a un productor de conceptos que implican una experiencia donde arte, sociología, política, paisaje y cierto grado de land art pero aplicado al cielo, lo hacen objeto de un video documental que estará también siendo filmado en Buenos Aires como otro centro de su viaje por las culturas.

De hecho su trabajo con fuegos artificiales ha recorrido el mundo y se integra desde tres situaciones distintas: Las explosiones diurnas se llevan a cabo bajo el sol y se hacen con humo; las explosiones nocturnas se basan en la luz; y las que ocurren en la penumbra entre el día y la noche –principalmente las de la serie Proyectos para extraterrestres, que generan caos dentro del tiempo y del espacio– están hechas con elementos primitivos, como la mecha y la pólvora.

También esta vez hizo explotar pólvora sobre cerámica, y su pieza colgante en la librería es un plan donde unas cinco mil piezas hechas por los alumnos de cerámica con la base de una enredadera bien criolla, se unen para formar la experiencia de los cuerpos en un tango. Tiempo, vibración, transformación de la materia, construcción poética colaborativa que se vuelve grácil y liviana hacen una obra que sorprende.

Los alumnos del Instituto Municipal de Cerámica de Avellaneda me ayudaron a esculpir 1600 flores y hojas. Mi corazón sintió una emoción inesperada ante su amabilidad, su bondad y la hermosa sencillez de sus creaciones.
   

Imperdible la visita a recorrerla, a seguir sus conceptos que, como siempre, están muy bien explicitados en las cartillas que Fundación Proa provee en cada sala. Pero hay una cita a la que deberíamos convocar desde aquí y es cuando el 24 de enero se realice La vida es una milonga, ya que como dijo en un reportaje: Durante esas dos horas de la noche, cientos de miles de personas se mezclarán en la Vuelta de Rocha para crear ellos también junto con los fuegos artificiales de tango en el agua. Será un capítulo único, tanto en la historia del tango como en mi propia carrera artística, que cada uno de nosotros seguirá desarrollando en diferentes lugares de todo alrededor del mundo.

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