Claudia Melo y Miguel Ángel Nigro
El juego del amor y del azar
11/07/2012 - 15/08/2012

ARTE X ARTE
Lavalleja 1062 (alt. Av. Córdoba 4200), Ciudad de Buenos Aires

Claudia Melo y Miguel Ángel Nigro

Inauguración: miércoles 11 de julio a las 19 hs.

Horario: de martes a viernes de 13.30 a 20 hs., y sábados de 11.30 a 15 hs. (domingos, lunes y feriados cerrado)

Agradecimientos: Enrique Martín, Rubén De Blasio

Según Demócrito todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad. Disparando este pensamiento hacia uno de sus vértices puede darse un segundo paso y afirmar que el azar no es otra cosa que la manifestación de una necesidad, lo que nos permitirá descansar con tranquilidad ya que, en apariencia, Dios no juega a los dados. Pero, lamentablemente, todo lo que nos rodea está socavado por un principio de incertidumbre por el cual Dios no es otra cosa que un jugador empedernido y lo único que se puede hacer es aceptar el reto, mezclar las cartas, repartir y jugar con la certeza de que siempre perderemos y siempre tendremos revancha.
Claudia Melo y Miguel Ángel Nigro aceptan el convite divino y para hacer más riesgosa la partida, arrojan sobre el tapete las fichas del amor con la precisa intención de hacerlo sublime -tanto al juego como al amor-. De conseguirlo, provocarán primero el miedo y después la ira de su oponente que, abrumado por la inesperada circunstancia, seguramente desertará, no cabe duda, por lo menos por esta vez.
Los curiosos que se acerquen a la mesa podrán observar de cerca el paño y los pases pero no verán trucos sino magia, no encontraran impostura sino humor y misterio: los artistas se han carteado y por supuesto siempre guardan algún naipe bajo las manga -¿no es eso el arte?-
Pero también entre ellos circula una implícita correspondencia en la que, cada uno con su propia lengua, secretea y se confiesa ante nuestra impávida mirada. Cuidado. Escribir cartas… significa desnudarse ante los fantasmas, algo que ellos esperan ávidamente. Los besos que se escriben no llegan a destino; más bien, son bebidos en el camino por los fantasmas
Raúl Zolezzi