Inauguración: 30 de abril, 19 hs

Días y horarios de visita: Lunes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo de 14 a 20 h (martes cerrado)

Cómo fotografiar espíritus y no fracasar en el intento

Cuando Andrés, después de mostrarme su material, me propuso curar su muestra en el Museo Castagnino de Rosario acepté inmediatamente, no sin antes imponerle una condición: con gusto me pondría a la tarea de ayudarlo a diseñar y editar su muestra pero no me sentía capacitado para escribir un texto profundo y erudito sobre su exposición basándome en la teoría de la imagen, de la historia de la fotografía o la función del arte en la vida contemporánea, etc.,etc, cosas que se supone debe escribir el curador; solo intentaría transmitir mis sensaciones y sentimientos como fotógrafo y simple observador de sus imágenes.

 La obra de Andrés Wertheim se ha caracterizado por un trabajo muy fino, casi de orfebre. En sus series “Geometrías” y  “Espejismos” ya venía mostrando una preocupación obsesiva por el encuadre, el diseño de la imagen y el color, temas que me interesan especialmente.

Respecto a la presente muestra disfruté la experiencia de entrar a un mundo casi onírico, en donde la fusión de dos o más mundos paralelos me producía un gran placer estético y me divertía encontrar detalles con hallazgos notables en la superposición de imágenes, todo realizado con maestría y calidad.

En una primera impresión para un ojo entrenado lo primero que se piensa es en una palabra muy cara para los fotógrafos: “Photoshop”.

Sin embargo la valoración de este trabajo fotográfico cambió radicalmente cuando Andrés me explicó su técnica.

Cada una de las obras de esta serie es realizada directamente en cámara; pacientemente busca una primera imagen que puede ser el ámbito del museo con su arquitectura y el público que lo visita (el museo), para posteriormente superponer en el mismo fotograma mediante una segunda exposición, escenas de las obras expuestas en el recinto (los espíritus). Cada obra es un trabajo laborioso de prueba y error hasta encontrar aquella donde mágicamente  aparecen los “espíritus del museo”.

Aquel neófito que venga a ver esta muestra puede disfrutarla como una verdadera obra de arte, pero también aquel fotógrafo o teórico de la imagen no podrá evitar valorarla especialmente después de saber cómo fue realizada.

Imaginación, paciencia y técnica. Nada más y nada menos…

A su vez, no me extrañaría que en esta sala también se hagan presentes los “espíritus del Castagnino”…

Oscar Pintor

Abril de 2015