Makarius, Sameer

Sameer Makarius fue sin duda uno de los fotógrafos más prolíficos de los años 1950 y 60 en Buenos Aires. Casi todos los fines de semana el se aventuraba llevando algunas cámaras, generalmente una Leica M3 y una Rollei, para retratar su nuevo hogar. Makarius llegó a Buenos Aires en 1953, ciudad que le causó un gran impacto. Europa tenía cicatrices y estaba recuperándose lentamente, pero las cosas aquí eran completamente distintas. Una capital bulliciosa, moderna, elegante y segura de si misma que esperaba ser explorada. Probablemente, sacar fotos lo ayudó a orientarse y a conocer muy bien las costumbres de los habitantes de la ciudad. Pero luego, el pasado de cada uno determina por lo general su presente y su futuro. Makarius había estudiado arte en Hungría y siendo un artista, su inclinación fue siempre hacia lo visual. Comenzó como pintor y la abstracción, en todas sus variadas ramificaciones, era una de las más importantes tendencias que supo seguir en aquel momento. Más aún, el ya estaba principalmente interesado en la fotografía cuando vino a la Argentina. En algún momento, entre mediados y fines de 1940 un cambio mayor tuvo lugar y es interesante especular acerca del porque. Puede ser, que Makarius irrumpió en la fotografía por razones prácticas. Las cámaras no solo estaban a su disposición en aquel momento sino que también coincidieron con el deambular de su vida luego de finalizar la guerra. Antes de mudarse a la Argentina, visitó y vivió en varios países, entre ellos: Francia y Suiza. Y también, por su pasado artístico, el ya sabía como trabajar la composición, la luz y la sombra.
Ni bien llegó a Buenos Aires, Makarius comenzó a registrar la vida de la gran ciudad: sus monumentos más conocidos, vendedores ambulantes, partidos de football, familias domingueras, carreras de caballos, parques, el puerto, bares, teatros, agencias de lotería, grúas, detalles de herrajes de puertas, jaulas con canarios, ropa tendida, a decir verdad, todos los temas se fueron sucediendo durante sus visitas a todos los barrios de la ciudad. De Liniers a Constitución, de Recoleta a los parques de Palermo, Makarius anduvo por todos lados. Pero su lugar preferido fue La Boca, un barrio de clase trabajadora, ubicado en la rivera al sureste de la ciudad. Este distrito, que una vez fue destino favorito de muchos inmigrantes italianos, hoy permanece lleno de idioscincracias y relativamente pobre. La atracción de Makarius por el área fue inmediata: “Me enamoré de La Boca, amo el lugar, si, así es. Me gusta la parte italiana, allí hay una hermandad y yo soy de La Boca, como mi nieto y la mitad del pais.”
El primer libro que Makarius publicó en 1960 se tituló ‘Buenos Aires y su gente’, mientras que el segundo ‘Buenos Aires, mi ciudad’ se publicó en 1963. Incluso, el título de este último nos cuenta que Makarius (el hombre que ha vivido, estudiado y trabajado en varios países) terminó amando a su nuevo hogar.
¿Pero porqué Makarius tomó tantas fotografías de Buenos Aires? Hay miles y miles. Tal vez, esta enorme ciudad fue como otro mundo para el y en este otro mundo había a su vez tantos otros diferentes. Probablemente, todo y todos llamaron su atención, pues era tan distinto a lo que el estaba acostumbrado y aún más, el ánimo era más encendido y positivo aquí que en Europa. Después de todo, Hungría estuvo a punto de ser absorbida por el bloque comunista, la guerra fría se palpaba en el aire mientras que las cicatrices de la segunda guerra mundial aún no habían sanado. En mi opinión, las fotografías de Makarius tratan acerca de todo lo anterior y aún más, pero también muestran la ciudad a través de los ojos de un hombre que mientras camina, piensa y se pregunta. Por lo tanto solo podrían haber sido tomadas por el, pues un cierto estado de consciencia y curiosidad eran necesarios, aparte del hecho obvio de su saber acerca de como tomar fotográfias.
Con el tiempo muchas fotografías de Makarius se han vuelto emblemáticas, por ejemplo: la imagen del obelisco, la cual fue reproducida en la tapa de su primer libro. Según el fotógrafo esta imagen fue tomada desde el octavo piso de un edificio en la esquina de la Avenida Corrientes y la calle Bernardo de Irigoyen a las cinco de la tarde. Aunque Makarius no tuvo una hora preferida para sacar fotos: “La mejor luz del día depende de cómo sea el día”. Muchas otras fotografías conocidas fueron tomadas en el barrio de La Boca. Un número importante de estas incluyen algunos monumentos famosos como el puente trasbordador y la bombonera, el estadio de Boca Juniors. Pero muchas fotografías más se han hecho famosas, por ejemplo: las que tomó en el matadero o las del puerto. Muchos otros ejemplos pueden ser citados pues Makarius trató en gran detalle a Buenos Aires y sus habitantes, sus costumbres, como vivieron y trabajaron. A decir verdad, no se le escapó detalle alguno, mientras que a su vez incluía a la baja y la alta cultura, pues todo tema le fue válido. Probablemente, no sea exagerado afirmar que Makarius trató exhaustivamente a la ciudad de Buenos Aires, más que ningún otro fotógrafo antes o después de el y menos aún en su epoca. En suma, detalló la ciudad y su forma de vida y en este proceso se convirtió en el cronista de Buenos Aires por excelencia.

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Este texto está basado en una entrevista a Sameer Makarius, la cual tuvo lugar en su casa de Vicente López el viernes seis de febrero del año 2009.

Marjan Groothuis
Traducción del inglés Liliana Coloski
Sameer Makarius nació en El Cairo (Egipto) en 1924, de padre egipcio y madre alemana. En 1930, cuando tenía seis años, la familia se mudó a Berlín.
Al comenzar la segunda guerra mundial, la familia quedo varada en Hungría en su regreso a Egipto. Makarius estudió arte en Budapest; fue cofundador del grupo húngaro de arte concreto y tuvo allí su primera exposición en 1944.
Makarius vino vía Suiza y Paris a la Argentina. Llegó en 1953 y en aquel momento ya dedicaba gran parte de su tiempo a la fotografía.
Makarius fue un fotógrafo muy prolífico en los años 1950 y 60. Buenos Aires, especialmente el barrio de La Boca fue su favorito mientras que también retrataba a muchos artistas. Murió el 3 de Agosto del 2009.
Su legado consiste en 120.000 negativos y miles de fotografías. El también dejó tras de sí un considerable número de pinturas, dibujos y colages. En verdad, a través de los años, Makarius le siguió el ritmo al arte. La figura humana en todas sus apariencias y estados de ánimo fue el tema dominante.
Durante su vida, Makarius exhibió ampliamente en este país (su primera exhibición en la Argentina fue en 1953) aunque también en el exterior: New York, Zurich, Madrid y Budapest, entre otros.
Makarius publicó varios libros titulados ‘Buenos Aires y su gente’ (1960), ‘Buenos Aires, mi ciudad’, (1963) y ‘Retratos de Artistas’ en el 2007.