Notas Artistas

El hombre y su circunstancia
PROGRAMA DE RADIO
por Mahfud Massis*

Estuve siempre cerca de los pintores. Un cuadro: un poema de una sola imagen. Un poema: una sucesión de cuadros, es decir de imágenes.

Me conmueven el color y la línea. Su inmediata visualización, su inmovilidad móvil. Cierto día me llamó el pintor Basilio Celestino. Dijo que era argentino: no necesitaba decirlo. No lo conocía, porque en Latinoamerica nadie conoce a nadie. Había oído este programa y me invitaba a conocer su obra. No sé por qué. No soy pintor ni crítico de pintura. Ni siquiera un ignorante ilustrado, como tantos que dictaminan en los recintos de las galerías y en las páginas de algunos periódicos. Soy sólo un poeta, y una especie de cronista espontáneo de aquellas cosas que le suceden al hombre “el hombre y su circunstancia”.

La voz era joven y franternal, con algo del énfasis de mis vecinos trascordilleranos. En su casa, me encontré con un hombre ágil, maduro, sobre cuya cabeza el tiempo había dejado caer su paleta gris. Era la casa de un pintor, sin duda: muchos cuadros en los muros, ningún cenicero. Era al parecer el rasgo consuetudinario y personal, que nos obligó a tirar las cenizas en el piso. Quizás una manera de hacerlo sentirse a uno en su propia casa. Había una mujer hermosa y joven a su lado. Un niño pequeño. Su hija.

Las obras en el taller, como las cenizas, estaban en el suelo. Habla, explica el proceso de su pintura, rico y accidentado, experimental, con cuajos sorprendentes. Premios, estudios, distinciones, en su país y en el extranjero. ¡La cosa del “curriculum”!, como si no fuera suficiente contemplar esos dibujos y esas pinturas para suponer que no había inventado la casualidad aquellos colores personales y a veces violentos, cuando no viscerales ni ese conjunto de líneas de sus dibujos, finas o barrocas, pero siempre con fuerza viril identificante.

Estaba asistiendo, sin duda, a la versión de un mundo personal, contradictorio, intenso, intelectivamente algo feroz, con las características anímicas de su progenitor, a su tormento erguido ante un acaecer absurdo e incongruente, que el artista intenta expresar.

Celestino arranca de la escuela surrealista. De esa gran escuela conserva la fantasía vívida, que es como una constante en las distintas fases de su evolución.

Para quien no es satélite de la realidad, sino actor, el surrealismo lo sustraerá al drama pedestre de quienes nunca fueron capaces de mover sus alas. Aún en las situaciones concretas, este pintor argentino nos entrega el rasgo sorpresivo que lo rescata de la eventual anécdota, incorporando el ingrediente de la suprarealidad, que es la otra cara de la realidad.

Conciencia y subconciencia se disputan la carne de su espíritu. Es tal vez en la pintura donde se advierten mejor sus sucesivas etapas, su proceso de mutaciones, la fuerza de opuestos polos que buscan inminente definición. El conjunto de dibujos a nuestro modesto entender, exhibe un todo más compacto y una técnica en la que campea a menudo la maestría, además de un erotismo sugerente y vital. Todo bajo el signo de la angustia, la intención denunciadora y cáustica, queriéndolo o no, Celestino es un agudo crítico de nuestra existencia social.

Parte de sus obras están ahora en exhibición en la Galería “G”. Digo que “parte”, queriendo significar que una gran porción de su universo aguarda en las trastiendas del mañana. Es una exposición que hay que visitar. Se conoce poco a Basilio Celestino en Venezuela ¡Lástima grande!. No es culpa de Venezuela ni suya, sino de los compartimientos estancos en que está dividida nuestra América. Todo artista es una isla, un habitante solo.

Hombre de nuestro tiempo, consagra en sus obras el drama de la inestabilidad de nuestro mundo contemporáneo. Su inseguridad, sus monstruosas contradicciones, llegando a consitutir, en su conjunto, una visión cosmogónica de nuestra época, presidida por la desesperación, esa desesperación que llevamos todos adentro, pero que a pocos es dable transmutar en obra de conmoción y belleza.

*rograma en Radio Nacional Caracas, Venezuela
“El hombre y su circunstancia”
06 de noviembre de 1975