Melisa Lett ¿Qué es el arte?
Heriberto: El arte es la representación simbólica del sentimiento humano. Un artista en la obra profundiza en una sensibilidad que no solamente es personal, sino que nos identifica a todos como seres humanos. Por eso es posible la comunicación entre el artista y el espectador.
ML¿El espectador capta del cuadro lo mismo que intentó comunicar el artista?
Heriberto: El espectador nunca asimila el cuadro de la misma manera que el artista; siempre lo recibe en otra instancia, con otra herencia, otra percepción. El arte moderno tiene la ventaja de permitir al espectador construir su propio cuadro. Es decir, hoy en dí­a, existe la posibilidad de estar frente a una obra abierta en la que el observador pueda volcar su propia emoción estética.
ML¿Los tí­tulos de las obras no restringen la capacidad de interpretación del espectador?
Heriberto: Buscamos que el tí­tulo del cuadro sea ambiguo para no dar ningún tipo de certeza al espectador, para que pueda ser lo más libre posible. Por ejemplo hay un cuadro que bauticé "Aunque el ángel se niegue"...
El tí­tulo es necesario, como un elemento identificatorio, pero siempre tiene una generalidad que puede ser interpretada de formas muy amplias.
ML¿Cómo se accede al conocimiento esencialmente artí­stico?
Helena: Para poder aprehender y conocer el arte, no lo hago por medio del conocimiento racional, sino por el conocimiento intuitivo. Etimológicamente "intuir" significa ver y la intuición permite entrar en un proceso a través del cual, no se conoce al objeto a través de un reconocimiento exterior sino interior, desde adentro. Este es el conocimiento esencial. Heriberto retoma de allí­ el término esencialismo al sentirse identificado en el proceso de crear una obra.
ML¿Hay una idea previa al hacer?
Heriberto: No hay ninguna idea previa en la mente del artista de cómo va a ser la obra. La construcción del cuadro se da en un tiempo durante el cual tomamos decisiones de aceptación, de rechazo, de aprovechamiento de cosas que el azar nos va proporcionando.
El azar participa, pero no lo realiza de una manera decisiva, en cuanto nosotros somos lo que elegimos aquello que creemos puede servir a la obra.
Tampoco sabemos en qué momento termina el trabajo
porque el lí­mite del cuadro, es la necesidad del artista. Cuando la obra no le reclama más nada a su artí­fice, se finaliza. Todo lo que venga después va a ser postizo, agregado y falso, en el fondo.
ML¿Cuándo comienza un cuadro?
Heriberto: El cuadro como punto de partida es generalmente un elemento caótico a partir del cual vamos construyendo un universo. El caos provoca una reacción en la persona para elaborar una obra. Un poco esta es la idea del génesis. De hecho, Nietzche sostení­a que el artista es como un dios.
ML¿Qué rol juega el sentir en el momento de crear?
Heriberto: Nosotros vinculamos siempre el sentimiento con la obra. Sabemos que hay estilos artí­sticos que tratan de eliminar la presencia del sujeto, de hecho el conceptualismo es uno. Claro que esto es imposible. Por el contrario, para nosotros, es fundamental el sentimiento en sí­, que es decisivo para la tarea artí­stica.
Helena: Al hablar de sentimiento no nos referimos a uno en particular como amor, odio o bronca. Se trata más bien de un sentimiento universal y humano que transmite una percepción sensible. Y esto evidentemente tiene que ver con la intuición.
ML¿Cómo se combina lo intuitivo y lo racional en la obra de arte?
Heriberto: Creo que hay dos procesos que se dan siempre en una obra: la presión intuitiva, que es el impulso vital, y el razonamiento, en cuanto uno toma distancia del hacer entra en un proceso de análisis que es racional. Se pone aquí­ en tela de juicio que se está sintiendo, por ejemplo qué me pasa con el trabajo realizado. Entonces allí­ resuelvo y después sigo con el impulso intuitivo, que es el creador.
ML¿Qué plantea el esencialismo respecto a las formas expresivas de las artes plásticas?
Helena: La esencia es aquello por lo cual una cosa es lo que es. Entonces la pintura vale por aquellos elementos que la constituye. Cuando se pierde esa esencia, ya no es pintura, es otra cosa.
Si las artes plásticas son una manifestación sensible de una percepción, no pueden depender de un texto, por ejemplo. El arte no tiene esa misma comunicación que la literatura, porque sino el cuadro no serí­a más que una ilustración de una palabra. Creo que las artes plásticas tienen una trascendencia mayor.
Cada arte tiene su forma expresiva pura. Por eso cuando todo se mezcla no es ni una cosa, ni la otra. El esencialismo viene a reivindicar la esencia de la pintura.
ML¿Cuál es, entonces, el lugar del crí­tico del arte en la concepción esencial?
Heriberto: El crí­tico puede hablar de la obra, pero nunca puede traducir el sentimiento de la misma. Se puede hablar de una sinfoní­a y decir que está compuesta de determinada manera, pero no se pude transmitir con palabras nada de lo que esa obra musical expresa. Solamente la obra se explica por sí­ misma y no hay ninguna crí­tica que pueda acceder a ella en sí­, a su esencia.
Helena: Se tiene que hacer una crí­tica desde la percepción, desde el cómo y no desde el qué. El crí­tico sólo puede hablar del proceso y de la composición de la obra.
ML¿Cómo es el taller?
Heriberto: Es un lugar en el que uno comparte ciertas afinidades con los que vienen a pintar. Si esto no es posible, es muy difí­cil que se dé una buena comunicación y un proceso de aprendizaje. Esto parece ser peligroso por que uno puede influir considerablemente en el aprendiz, pero es inevitable porque si no hay ese grado de afinidad, no hay posibilidades de crear juntos nada.
El proceso de crecimiento del discí­pulo está ligado también al propio crecimiento del maestro, en la medida que juntos van descubriendo nuevas cosas.
ML¿Te considerás un maestro?
Heriberto: El que te considera maestro es el discí­pulo. Creo que desde el momento que puse el taller hay algunas cosas de mi experiencia personal artí­stica que pueden servir a alguien que está iniciándose o desarrollándose en la pintura. Además creo que puedo hacerle acortar camino para que el encuentro consigo mismo sea más fácil.
ML¿Cuál es el objetivo de ese camino?
Heriberto: el objetivo es que el discí­pulo pueda tener un grado de independencia en cuanto a la resolución de la obra. Al mismo tiempo busco que se arme en contra de todas las demás cosas que puedan desviarlo, de todo lo que sea exterior a la pintura en sí­, como lo es la influencia del mercado. Hay artistas que a veces encuentran caminos distintos y no quieren cambiar porque temen "defraudar" al galerista que está vendiendo la obra. Estas cosas son las perniciosas para el artista.
ML¿Qué esperás de tus discí­pulos?
Heriberto: Espero que haya un compromiso interior cada vez mayor, por parte del alumno; que él no crea que viene solamente a copiar un estilo y que sepa que yo no soy un proveedor de técnicas, sino alguien que va a tratar de generar en él una actitud creativa.
Por mi lado, voy a tratar de respetar todo lo posible su personalidad, aunque de todas formas siempre hay elementos que el discí­pulo toma del maestro, como yo los he tomado del mí­o en su momento. Creo que esto no es negativo porque no hay nadie absolutamente original; todos estamos, en realidad, escribiendo el mismo libro como afirmaba Borges...