Notas Artistas

Juan Nordlinger
por Pirozzi *

Escribir acerca de alguien que pinta aunque lo haga como esparcimiento es, a mi entender, una tarea ciclópea y vana. Todas las palabras destinadas a condecorar un escrito semejante, no harían más que rozar su mundo para degradarlo, distorsionarlo, o en todo caso conformar una alegoría incapaz de darle a nuestros ojos algo que lo muestre como se merece. Entonces, ya sea por convicción o por imposibilidad (en este caso son sinónimos) no voy a hablar de la obra de Nordlinger , solo trataré de repasar brevemente algunos sucesos que podrían servirle a quienes no lo conocen para hacerles notar que su labor debe ser tenida en cuenta, especialmente por tratarse de un artista de singular potencia en estos tiempos, cuando rara vez surge un pintor entre cientos y miles de ellos deseosos de ocupar un lugar sobresaliente, dentro de la inmensa población de la plástica argentina.
Juan Nordlinger apareció en mi vida por el 95 consecuencia de un “experimento” interesante que la Cárcova se empeñó en consolidar durante un período más o menos prolongado. En aquellos días se abría para él el mundo maravilloso y quimérico, donde la sorpresa sucede a cualquier leve epifanía devenida del trabajoso manipuleo de unos materiales desconocidos y poco amigables. Por entonces Juan creyó haber dado con la persona indicada para ayudarlo a formatear su identidad y empezó a frecuentar mi taller una vez a la semana, siquiera sin saber que era él el único dispositivo creador y responsable de su propio universo y yo apenas alguien flotando a la deriva, en pos de algún necesitado a la pesca de un significante. Lo que en su obra recién ahora empieza a notarse claramente, ya se venía vislumbrando durante el transcurrir de aquellas intensas mañanas de sábado.
El agradable síntoma del pintor se percibe en leves movimientos, en la forma de apoyar el pincel, de discutir con la materia, de adelantarse al suceso, y si alguien tiene la suerte de estar in situ para verlo, como me pasaba a mi, comprendería inmediatamente de qué se trata: Lo que es arduo para algunos, para él es todo lo contrario. Juan pinta por que “le sale” y aunque tal vez lo ignore, avanza minuciosamente a contramano de una multitud cegada y confundida con la seguridad de los sonámbulos.
Pintar se trata más de presentir que de sentir y sus cuadros son rastros de esa circunstancia porque se entregan al acto casi casual y azaroso de “ser pintor”, entonces presentir es una categoría indispensable si se está a la captura de una imagen, más cuando empecinadamente se la intenta incorporar a las demás imágenes del mundo para que “caprichosa” logre sobresalir sobre todas ellas. Hacerle sentir a los otros que estamos viendo, que es posible penetrar un mundo invisibilizado por las palabras y los significados, para que salga tal cual es, para que de una vez por todas se dé a la luz.
En el mundo lleno de pintores Nordlinger pinta. Valga entonces esta presentación.

*2011