Silvana Merello es mujer joven y esbelta, es casada y tiene dos hijas.
Su vocación por el arte se despertó desde niña. Frecuentó el taller de Horacio D´Alessandro quién encaminó sus primeros pasos y al que retornaría más adelante.
Luego sería un largo recorrido por el mundo de la ciencia: la química, la biología sin que le molestase un título de graduada en economía.
Aristóteles en su Metafísica nos recuerda que hay dos tipos de inteligencia: la teórica y la práctica. Dichosos los que poseen una, privilegiados los que tienen ambas. Silvana Merello pertenece a estos últimos.
Si bien como a todo artista se le pueden encontrar parentescos, en su caso con Mark Rothko, no es por ese lado donde daremos con la clave del arte de Merello. En su “Summing Up”, nos recuerda Somerset Maughan cuan compatible fue para él su práctica de la medicina con su vocación de cuentista y de novelista.
Arte y ciencia están más unidos de lo que parecen, recordemos a Leonardo.
Es en su investigación del cosmos de donde extrae Silvana sus rectángulos oscuros surcados por bandas de luz.
A una personalidad tan rica y compleja le resulta afín un arte rico y complejo. Con obras del 2005 se nos presenta en la muestra en el Museo Municipal Lopez Claro de Azul. Aciertan los azuleños en incorporar a esta valiosa creadora para gozar de sus obras en diciembre. Como prologuista, me adhiero con entusiasmo a ese justo homenaje y lo que es más recuerdo a todos los argentinos la importancia de nuestra pintura a nivel mundial.