Notas Artistas

Otra mirada II
Jorge Estomba en Principium
por Julio Sánchez
Otra mirada II

Emanaciones. Se lee en el artí­culo "emanación" del Diccionario de Filosofí­a Abreviado de José Ferrater Mora: "es el proceso en el cual lo superior produce lo inferior por su propia superabundancia, sin que el primero pierda nada en tal proceso como ocurre ?metafóricamente- en el acto de la difusión de la luz. La emanación es distinta de la creación, que produce algo de la nada. En la emanación hay autodespliegue sin pérdida del ser que se manifiesta. La emanación, dice Plotino, tiene a identificarse con el ser del cual; emana".

 Emanaciones es precisamente el tí­tulo que eligió Jorge Estomba para su muestra en la galerí­a Principium. Hay pinturas, esculturas y papeles; todos tienen en común formas simples, colores planos y lí­neas netas. La austeridad de las composiciones recuerda a las de Kasimir Malevich, aquellas figuras geométricas ajenas a las mutaciones orgánicas. A pesar de la historiografí­a formalista, que desvió la verdadera comprensión de este creador, en Malevich hay una búsqueda de lo absoluto, la misma que guió (y guí­a) a muchos artistas: Piet Mondrian, Ives Klein, Josephs Beuys, y más contemporáneamente, Anish Kapoor y Wolfgang Laib; y al mismo Estomba. Para nuestro artista el arte es un instrumento para llegar a lo Absoluto. Su trayectoria lo confirma con creces. Quizá su aporte más importante a la historia del arte en la Argentina haya sido el proyecto de Nuestra Señora de la Rábida, el templo católico situado en la esquina de la Avenida Belgrano y Luis Sáenz Peña y consagrado en 1996. Las imágenes, el concepto de diseño interior, el mobiliario litúrgico, todo fue hecho por Jorge Estomba. Pocos son los artistas que han tenido el privilegio de poder crear un templo en su totalidad, Estomba es uno de ellos.

 Ninguna de sus obras es obvia; en ninguna hay imágenes de Dios, simplemente porque Dios no tiene imagen. No hay ninguna referencia a la iconografí­a cristiana porque eso serí­a limitar el mensaje a un grupo especí­fico. No hay signos ni sí­mbolos. Hay puro color, y pura forma. Estomba sigue un camino largo trazado por los mí­sticos de la Edad Media (Meister Eckhart, Hildegard von Bingen), por los cantos de la fe, por los románticos que buscaban la unión con el Todo, por los artistas que se corrieron de la razón y apostaron por la intuición: Kandinsky, Malevich y Mondrian. Nada en su obra es alusivo a lo que no se puede aludir. Pero allí­ está. Sólo aquel que está en el mismo camino puede ver más allá del color y la forma. Así­ como el hombre de la Edad Media veí­a en la rosa no sólo una flor bella y aromática, sino el misterio vivo de la Creación, así­ las obras de Estomba son emanaciones de lo divino. íƒâ€°l es algo más que un creador, es instrumento de un Creador.