"Desde que nací y pude tener un lápiz en la mano, me gustaba muchísimo dibujar, al principio más dibujar que pintar", recordó la platense Silvia Crespo Copello, que en el marco de su exposición en la Bolsa de Comercio (48 Nº 515 e/ 5 y 6) habló con Diagonales sobre sus trabajos y sus comienzos con el arte.
Ella misma realizó una síntesis de su camino profesional, hasta llegar a la actualidad: "por esas cosas de la vida dejé de dibujar desde los 12 hasta los 24 años e ingresé a la Facultad de Ciencias exactas, donde me recibí de Calculista científico y después seguí la Licenciatura en Estadística e Investigación Operativa. Me recibí, en 1977, pero al año siguiente decidí empezar a pintar en un taller, por motivos personales que me llevaron a que se me venga bastante encima la estantería: tengo hermanos desaparecidos y eso me hizo replantearme muchas cosas y empecé en el taller de Oscar Levaggi y Alicia Sottile".
La historia continúa en el año '80, cuando Silvia Crespo Copello ya cursaba la Licenciatura y le faltaban pocas materias para recibirse: "un día, en una clase de estadística me pregunté '¿qué hago acá?', me levanté y me fui. Y en diciembre de ese año me anoté en Bellas Artes. No pude continuar la carrera por mi trabajo pero seguí en talleres".
Estudió con Carlos Pacheco y Haydée García Bruni y, en 1998, dejó su trabajo para armar una sociedad multimedia, hasta que la afectó la crisis argentina del 2001. "En esa época yo seguía pensando en qué era lo que quería hacer y decidí dedicarme exclusivamente a esto desde el 2003", contó la artista. Desde ese momento da clases de pintura en el taller de su casa (65 y 18), retomó sus estudios de Licenciatura en Artes Plásticas en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP y estudia en el taller de Nicolás Menza en Buenos Aires.
A la hora de definir su estilo, Copello dice que, a pesar de "que va cambiando", la inclinación que siempre tuvo es "a lo impresionista: por el color, por la temática, pero por supuesto que los estilos son muy personales, pero si lo tuviera que comparar sería con el expresionismo alemán, no con el fauvismo".
En esta ocasión, la artista platense expone sus trabajos en la Bolsa de Comercio (de lunes a viernes, de 9 a 18, y los sábados, de 9 a 13) hasta el 22 de julio. Los interesados en apreciar su arte se van a encontrar con algunas obras de las series “Desnudos y nudos” y de “Percantas, Bacanas, Chirusas y otras cuestiones”.
–¿Cómo presentaría cada una de las series?
–Los trabajos de la serie “Desnudos y nudos”, son los de pintura asfáltica y óleo. El nombre tiene que ver con que me gustan las manos, los nudillos y el nudo como conflicto, lo tomé desde ese lugar. Y el último de los cuadros de esta serie, Madame Ivonne, me sugirió empezar a hacer la serie de tangos, que es de 2007. “Percantas, Bacanas, Chirusas y otras cuestiones” es como una versión melancólica, desde la mujer, sus frustraciones, todas tienen que ver con la letra de algún tango. Diría que es la mujer sufriendo, desde el abandono.
Desde el 21 de julio, Silvia Crespo Copello también expondrá en la galería Mercedes Giachetti de San Telmo, pero allí presentará sus trabajos más recientes. "Voy a mostrar todas las cosas más nuevas, que tienen que ver con la figura humana sin una temática particular". Ella cree que, una vez que se sienta "más segura" con la figura humana, podrá retomar otras temáticas que considera importantes, puntualmente la social: "siempre me interesó y creo que si mirás cualquier obra mía, aunque sea un desnudo, te das cuenta que siempre detrás de eso hay algo que tiene que ver con lo social, está siempre presente". Y agregó que está "en la búsqueda porque eso es algo que no se termina, cuando uno encuentra algo y sabe hacerlo y está conforme, siempre busca más cosas. Nunca te quedás quieto, sino terminarías siendo muy mediocre. Y creo que me falta mucho por aprender".