Notas Artistas

Crítica
por Cecilia Arthagnan*

Estas obras pertenecen a la serie llamada “Testigo”, y uno se preguntará: ¿ testigo de qué?. Los árboles como testimonio silencioso del devenir del tiempo y las acciones. Ellos son los protagonistas de estas pinturas de Carla.
Se encuentra ubicado en el centro de la composición, rodeado por las letras que forman su nombre, realzado por el intenso uso del color: todo nos conduce al paso del tiempo. No a un instante definido y mensurable, sino al momento cíclico y eterno del acontecer. Eso significa eón y también reencuentro. Estas creaciones nacen de un regalo del padre de la artista: justamente un arbolito seco. Y ella escribe: Un hombre silencioso recorre con largos pasos la playa ¿ Oculto en la arena descubre un árbol pequeño, delicado…? Ahora tiene el regalo para su hija.
El testigo es el árbol que, a su vez, simboliza al padre que acompaña el crecimiento, el desarrollo, aquel que cuida, da sombra, da abrigo, provee alimento, garantiza un cambio, asegura –precisamente- un reencuentro. En estos dos trabajos de formato grande se desarrollan ideas que invitan a pensar en la historia propia>. El árbol como disparador de todos los árboles que han marcado nuestra infancia y que nos unen de una manera muy especial a ese pasado tierno y a la vez perdido.
*del libro: “El Presente del Arte Argentino. Sus Referentes” de Ediciones Institucionales