Notas Artistas

Luciano Acosta – Un artista de la vagancia
por Mariano Quiros.

“Acá va un irreverente de la más alta calaña, que alienta y promueve sus momentos de ocio y descanso, en afán de creación”.
Hace unos pocos días, mientras daba las últimas pinceladas a su producción de Mamushkas, Luciano Acosta me contó acerca de aquel consejo de Pablo Picasso, ése consejo que dice que nunca, de ninguna manera, un artista debe dejar de crear. Que incluso en aquellos momentos en los que se pierde en absurdas cavilaciones y divagues (no sé, se me acurre ahora: el trabajo, sostener una familia, los hijos, ése tipo de cosas), el artista, decía, incluso en esos casos debe estar creando. También me contó Luciano que de uno de aquellos momentos, a los que Picasso, probablemente irónico llamaba “momentos de descanso”, o “momentos de ocio”, surgió la serie “Las Meninas”, 58 cuadros que Picasso pintó en poco más o poco menos de cuatro meses, a los 76 años y regado en dinero y gloria. Una de las tantas cosas que se celebra de este artista, quizás el más camaleónico que ha dado la historia del arte, es precisamente el hecho de que teniéndolo todo, y quizás un poco más que todo, se haya lanzado con una serie como “Las Meninas”. Pero a la mierda con Picasso. Lo suyo es obvio, evidente, me arriesgaría a decir que una actitud facilista. Basta de rendir culto entonces a ese español insoportable. Presten atención a lo que dijo Luciano Acosta una vez que terminó de hablarme de “Las Meninas”. Dijo: “Así como Picasso descansó y de ese descanso surgieron Las Meninas”, así descanso yo, y de mi descanso surgen Las Mamushkas”. Pocas personas capaces de definirse a sí mismas y a su propia obra con tanta precisión. Porque está claro, al menos para mí está claro: Luciano Acosta es el artista de la vagancia. O si prefieren: Luciano Acosta es un vago. El colmo artístico de la vagancia. Está claro también que la historia de Picasso y Las Meninas fue una manera de justificarse. O tal vez la manera que tiene el mejor artista chaqueño de señalarnos que mientras el mundo se derrumba comiéndose a sí mismo, él mantiene su propia e inalcanzable velocidad: una cámara lenta perversa, capaz de llevarnos de la desesperación al éxtasis. Porque qué otra cosa puede decirse de un tipo que en medio de una cena cualquiera, cuando todos están cansados y sin ánimo siquiera para el momento de descanso, ni siquiera para el ocio, se lleva una empanada a la boca y se toma todo el tiempo del mundo para decir: qué cagada, ¿no?, el Perito Moreno se derrumba en pleno invierno.
Por lo demás, y creo que en este detalle está la clave para identificar en Picasso a un burdo y ramplón hombre tranquilo y satisfecho, y en Luciano Acosta a un irreverente de la más alta calaña, el primero, el artista español, se dedicó a las Meninas, es decir, se dedicó a descansar, una vez que se cercioró de ser un hombre millonario y glorioso. Luciano Acosta en cambio, como un auténtico Capitán Ahab, descansa ahora, ya, pobre como él solo y reconocido por un puñado de amigos que alienta y promueve sus momentos de ocio y descanso. Se lanza a su primera muestra individual, se presenta en sociedad, se tira a los perros, sale a la cancha, para ofrecer a nuestros ojos el resultado de su descanso. Un tipo, además, que no tiene miedo, por obvias razones, de perderlo todo, un Charly García dispuesto a saltar a una pelopincho desde lo alto de las Twin Towers.
En el programa que ustedes tienen en sus manos (y si no lo tienen búsquenlo rápido) leerán una improbable frase del tal vez probable Sergei Maliutin. Esa frase que dice: “La Mamushka no es una simple muñeca ni mucho menos un juego, es el reflejo de la línea y el color dando vida a la magia de la forma”. No sé. No termino de entender la frase en realidad. Pero debe ser cierto. En todo caso no tengo autoridad alguna para discutir las reflexiones de un tipo que se apellida Maliutin. Pero sí al menos me atrevo a dar un paso más, y último: Las Mamushkas son la afortunada respuesta de Luciano Acosta a un mundo desapasionado, y sobre todo, una respuesta a la fractura del glaciar Perito Moreno. Muchas gracias.