Nota publicada online

jueves 9 de febrero, 2017
Identidad HACHE
Lo firme en el centro encuentra correspondencia
por Lorena Alfonso
Identidad HACHE

A través de dieciocho obras la muestra potencia las características más significativas de cada uno de sus artistas.

Durante el verano, la mayoría de las galerías saca a relucir su abanico de artistas en muestras colectivas donde agrupan una variedad de técnicas, estilos y formatos. Algunas optan mostrar mucho compilando highlights en el espacio, otras prefieren mostrar poco compendiando obras que establezcan sutiles puntos de relación. La muestra Lo firme en el centro encuentra correspondencia en HACHE parece ir por la segunda opción apostando “por la sinergia intergeneracional, intersexual e interregional” e invitándonos a descubrir la identidad de su propuesta como galería.

Integrada por dieciocho obras elegidas por los propios artistas la muestra potencia las características más significativas de cada uno enfocando el “centro” en los espacios blancos que dejan entre una pintura y un video o entre una instalación y un collage. Dos pinturas de Diego Figueroa ubicadas en una esquina representan detalles de un baño donde calefón y colillas podrían funcionar como sinónimos. Mientras, en las cercanías, se escuchan caer objetos de una escalera y recuerdos que vuelven por una ventana. Se trata del video Experiencia ajena 1 de Eugenia Calvo. Estas micro-ficciones cotidianas que condensan situaciones contrarias (permanencia y cambio) pero en apariencia intercambiables son capturadas por el sentido de otra instalación de Calvo: Powerful lessons. Ubicada en la sala contigua, una antigua alfombra es atrapada por una estructura de hierro, como si aquel objeto cotidiano que “mágicamente” (sic) pudiera rebelarse esté, de antemano, imposibilitado a hacerlo. La marca del tiempo se construye también en la instalación Bad cover version de Catalina Schliebener que “pone en evidencia cómo los iconos vinculados a la niñez (juegos-cuentos) expresan normas ligadas a la construcción de género, identidad y clase”, según las palabras de las galeristas Melisa Jenik, Herminda Lahitte y Silvina Pirraglia. Otros espacios hacen correspondencia al vincular monocromáticamente obras de Ivana Vollaro (#Klein y #Morris, pertenecientes a la serie Argan), Elena Loson, Sofía Quirno y Martín Sichetti, que eligió mostrar un conjunto de dibujos de la Serie Notorius,que no pudieron integrar su última muestra por estar exhibidos en el Premio Klemm.

La pintura gana lugar con dos cuadros de Leila Tschopp (Atleta y un deslumbrador Monocromo rojo) y un lienzo azul de Gilda Picabea. Si EL espectador logra ubicarse para ver los tres a la vez obtendrá una extraordinaria sintonía. Y, por último, dos óleos del artista Santiago García Sáenz (1955-2006) realizados con casi diez años de diferencia, nos ubican en los lindes del paisaje rural, cuasi gauguiano. Dos escenas, una diurna y otra nocturna, resplandecen con su poética de mujeres refrescándose en verano y siendo parte de su entorno.

Es un buen ejercicio, antes del inicio de la temporada, recorrer galerías para conocer más sobre sus artistas y proyectos, descubrir nuevas incorporaciones y encontrarnos con obras inéditas o qué perdimos de vista en la incansable agenda anual de Buenos Aires. Con esta muestra HACHE consigue transmitir su trabajo y afirmar su centro en la escena local del arte contemporáneo. 

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