News Argentina

jueves 17 de julio, 2008
MUESTRA DE LA SEMANA
Tesoros de la gente de la tierra
por Julio Sánchez
MUESTRA DE LA SEMANA
 

Arte Mapuche en el Museo José Hernández
En Puerto Madero una calle se llama Aimé Painé, en homenaje a una mujer que rescató el canto de sus antepasados, los mapuches. Nacida en la Provincia de Rí­o Negro, fue enviada al colegio Marí­a Auxiliadora de Mar del Plata, por una familia que se hizo cargo de su educación.

En Puerto Madero una calle se llama Aimé Painé, en homenaje a una mujer que rescató el canto de sus antepasados, los mapuches. Nacida en la Provincia de Rí­o Negro, fue enviada al colegio Marí­a Auxiliadora de Mar del Plata, por una familia que se hizo cargo de su educación. En Semana Santa entonaba cantos gregorianos y se emocionaba por la coincidencia y parentesco con el Taí¯el, tonada mapuche que su abuela Domitila interpretaba en su lengua. Reciben el nombre de mapuche (literalmente, gente de la tierra) una serie de tribus que poblaron (y pueblan todaví­a) el centro y sur de Chile y Argentina.
Una buena oportunidad para acercarse a conocer el patrimonio tangible de esta cultura es "Mapuche, arte de los pueblos del sur", en el Museo de Motivos Populares José Hernández, una institución aunque vecina del Malba y de la galerí­a de Daniel Mamán, poco frecuentada por los aficionados y profesionales del arte. Los objetos perteneces a la Fundación Nicolás Garcí­a Uriburu, que naturalmente preside el artista conocido por sus coloraciones del Canal de Venecia y otros cursos de agua, su profusa producción artí­stica, como así­ también su compromiso y lucha por el equilibrio ecológico del planeta. La Fundación tiene su sede en el Pasaje Bollini en un discreto edificio de blanca fachada y dos cabezas de jaguares que parecen proteger los tesoros de la "gente de la tierra", no solamente mapuches sino "ab-orí­genes", es decir, pueblos que está allí­ desde el origen. Las puertas de la Fundación están abiertas a los visitantes (particularmente a estudiantes) y en ocasiones especiales, Joaquí­n Molina, artista plástico y curador de la colección, saca a relucir aquellos tesoros, tal como se hizo en 2005 con el "Arte plumario de los pueblos de la selva", en el Centro Cultural Recoleta.
La muestra viene acompañada de un catálogo libro de impecable edición, profusión de imágenes y textos de Molina. Señalamos arriba el adjetivo "tangible" para referirnos al patrimonio de esta cultura, porque hay una parte "intangible" tan invaluable como la primera: la lengua, la música y sobre todo, los ritos de propiciación, como el nguillatún.
El criterio para disponer las piezas es el mismo que adoptó la Academia Nacional de Bellas Artes en su Historia General del Arte en la Argentina, en su capí­tulo Arte Precolombino, es decir, por el uso de materiales (metalurgia, madera, piedra, textiles, etc.), una metodologí­a algo discutida en el campo de la arqueologí­a, pero que todaví­a tiene sus seguidores en el arte. Hay bellos ejemplos de platerí­a mapuche (como los que hemos visto en la Fundación Proa en 2002 cuando Eduardo Pereda mostró su colección), y la profusión de estos objetos es así­ explicada por Joaquí­n Molina: "Es a partir del siglo xviii cuando se desarrolla la orfebrerí­a en plata entre los mapuches, creando un estilo reconocible que llega a su punto culminante en el transcurso del siglo xix. Aunque la posesión de las joyas de plata aparece como uno de los elementos comunes a todo ajuar femenino durante ese siglo, la mayor concentración de objetos y monedas de plata estaba en poder de los lonko o caciques, quienes en esa época tení­an una demanda enorme de objetos de plata para satisfacer las exigencias de su estatus; incluso los más poderosos tení­an un platero personal que trabajaba a su servicio". Los instrumentos musicales como el kultrún (una especie de timbal de mano que tiene dibujado en su parche un mandala cósmico, es decir que representa las cuatro partes del mundo, con cuatro huellas del suri o ñandú) que se toca en la ceremonia del nguillatún. ¿Qué es un nguillatún? Una Rogativa a Dios, que fue narrada y cantada por Violeta Parra (El nguillatún) y explicada de forma precisa y familiar por Ester López, una abuela chilena que aparece en este link: http://www.youtube.com/watch?v=P6evDubjxc8. Los rewe (tótems escalonados), las máscaras, las fajas tejidas, y tantos otros tantos objetos de la colección Garcí­a Uriburu nos permiten asomarnos a un universo sagrado, como el mismo canto gregoriano que entonaba Aimé Painé en su infancia.

Info: Hasta el 16 de septiembre, en el Museo de Arte Popular José Hernández, Av. del Libertador 2373