Nota publicada online

jueves 7 de diciembre, 2017

La semana anterior al Día de Gracias en ciudad de Nueva York es, tradicionalmente, una semana movida en lo que a arte se refiere. Es en donde se rematan las mejores obras de las categorías que más venden en el mundo: arte impresionista y moderno, y arte contemporáneo. Hay tres grandes jugadores en la Gran Manzana, las tradicionales Christie´s y Sotheby´s, y Phillips que tiene su sede en la calle 57 y la avenida Park. A este panorama se suman las grandes galerías de Chelsea con muestras de artistas célebres e internacionales y los museos con exhibiciones que conllevan mucho esfuerzo de producción. Este año el protagonista indiscutido fue el retrato de Cristo atribuido a Leonardo da Vinci que logró el precio record de 450 millones de dólares en Christie´s, curiosamente ofrecido en la noche en donde se remataban obras de artistas de posguerra y contemporáneos. En general celosamente divididas en categorías inamovibles, las obras se ofrecen por períodos y nacionalidad. Esta vez el Leonardo funcionó como una pintura de Warhol o Koons, una marca más allá de todo Entre Christie´s y Sotheby´s la oferta fue abundante. Asi como Christie´s ofreció el Leonardo, Sotheby´s exhibía para remate la Ferrari que Schumacher había conducido a la victoria en la Formula 1. Ambos marcaron records de venta.

En Christie´s, destacamos los lotes de arte Moderno y Contemporáneo en los que brillaron las obras de Tamayo,Torres García, Botero, Atchugary y Kuitca.

En Sotheby´s liderando la venta estuvo el monumental Retrato de un español de Diego Rivera, una obra maestra del artista, pintada en París en la cima del modernismo europeo. Expuesta en el Salon d'Automne en 1912 y anterior al período cubista de Rivera, la pintura es el retrato más cautivador del artista en manos privadas. Otros puntos destacados de la temporada de otoño incluyeron: el majestuoso Desnudo reclinado con peces y frutas (1956) de Emiliano Di Cavalcanti, una de las representaciones más increíbles del artista Carioca; una composición sorprendentemente ornamentada y recientemente redescubierta por Amelia Peláez titulada El Jardín (1943); y la obra del uruguayo Joaquín Torres-García, Formas abstractas ensambladas (Formas abstractas ensambladas) de 1937, la única obra de esta serie emblemática no pintada en blanco y negro.

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