Nota publicada online

martes 18 de enero, 2011
Marta Minujin en el Malba
por Julio Sánchez
Marta Minujin en el Malba

Flores de jacarandá en las veredas de la Avenida Figueroa Alcorta, largas filas de gente que espera ingresar al Malba. El cuadro seguramente se repetirá hasta que la floración cese, en diciembre ya no haya más flores, y mucho más allá, hasta el 7 de febrero del 2011 cuando se clausure la muestra Marta Minujín, Obras 1959-1989.

La curadora Victoria Noorthoon estableció un corte temporal para recuperar y poner en valor la obra de la artista viva más mediática del país; ella afirma: "la exposición se concentra en la Minujín que no conocemos -dadas las escasísimas exposiciones analíticas de esta gran artista en nuestro país- en las facetas relativas a una producción que además de libertad, vorágine, exceso y egocentrismo, se caracteriza también por su método, precisión, rigor, resistencia, generosidad y un fundamental espíritu crítico, todas cualidades que claramente han contribuido a conformar una producción de vanguardia tan variada como compleja y a constituir a Marta Minujín en una autogestora de proyectos artísticos como no ha visto la Argentina."
Para aquellos que sólo conocen el aspecto más frívolo de Minujín esta es la oportunidad para verificar que estamos frente a un talento superior, a una máquina de crear, a una visionaria y a una antena hiperperceptiva de lo que hay y de lo que viene. Remedando el célebre aforismo de Flaubert, Minujín podría decir sin empacho: L´art c´est moi!, pues es ella misma quien capitaliza sus mejores creaciones en su propia y primera persona.
La muestra arranca con las poco conocidas obras informalistas de los inicios de los sesenta, y termina con sus acciones más recientes. Es larga la lista de obras exhibidas, reconstruidas o documentadas: La destrucción (1963), ¡Revuélquese y viva! (1964), La Menesunda (1965), El Batacazo (1965), Simultaneidad en Simultaneidad (1966), Importación-Exportación (1968), Kidnappening (1973), The Soft Gallery (1973), Imago Flowing (1974), La academia del fracaso (1975), Comunicando con tierra (1976), El Obelisco de pan dulce (1979), El Partenón de libros (1983) y Operación Perfume (1987), entre otras; en la terraza del museo hay selección de esculturas producidas durante los últimos 20 años.
Para todos los que conocieron las obras de los sesenta y setenta por documentación fotográfica, es una experiencia llena de adrenalina poder revivir parte de La Menesunda, atravesar un dormitorio escenográfico con una pareja de actores discutiendo o charlando (según el ánimo), revolcarse en un cubículo de colchones o acceder al Minuphone (1967), una cabina de telefóno público con efectos especiales aleatorios. El cierre del calendario 2010 del Malba no pudo ser más auspicioso.
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Hasta el 7 de febrero de 2011
Malba ­ Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Av. Figueroa Alcorta 3415

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