Nota publicada online

jueves 9 de agosto, 2018
Marie Orensanz en Ruth Benzacar
Invisible, pero no tanto
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Marie Orensanz en Ruth Benzacar

La artista argentina residente en París reúne en Benzacar sus obras mas recientes en diálogo con algunas de las mas paradigmáticas de su carrera.

Vive en París desde 1975 pero siempre vuelve a Buenos Aires. Como Jorge Fontana, el primer lugar donde quiere mostrar sus últimas producciones es en su tierra natal. Por este motivo Maríe Orensanz (1936), en el año en que todas las muestras de la Galería Ruth Benzacar están dedicadas a mujeres de distintas generaciones, reúne sus obras mas recientes en diálogo con algunas de las mas paradigmáticas de su carrera.

Marie Orensanz en Ruth Benzacar

Al trasponer el umbral de la galería, lo primero que se destaca al fondo de este gran cubo blanco, es el ojo de una cerradura. Una imagen que se vuelve inmensa a medida que nos acercamos y comprobamos sus tres metros de altura. Como en un cuento de hadas, podemos atravesarla, percibir nuestra propia pequeñez y, si miramos hacia arriba, advertir la palabra “Invisible” calada en la obra. Una palabra que contiene, a su vez la palabra “visible”. Un juego que entusiasma a Marie ya que invita a la reflexión para así lograr la verdadera comunicación con el espectador. "El ojo de la cerradura es un lugar para espiar lo que no está a la vista pero que a la vez, si uno pega el ojo a ella puede verse del otro lado: visible-invisible. Me gusta que mi obras tengan un sentido inacabado que pueda ser completado por quien la mira", explica la artista en su recorrido con Arte Online. El texto de sala que ella misma escribió revela el espíritu de la muestra.

traspasar a través de lo visible

ver más allá… de la materia

lo que vemos no es solamente 

lo que vemos…

lo complejo del ser humano

es una suma de vivencias

descubrir o recrear

motivar… completar… respetar

somos un fragmento 

de pasado y de futuro… 

m.o. montrouge 2018

Marie se expresa con materiales contundentes –mármol, hierro y aluminio- y con la palabra. Palabras que conforman su vocabulario de artista y que revelan su escencia: Comunicar. Pensar. Amistad. Solidaridad. Libertad. Y con frases que parten de su manifiesto artístico Fragmentario de 1975. Frases que tienen una polisemia, es decir, distintos significados: "Pensar es un hecho revolucionario" o "Cada cual atiende su juego" del 2002, expuesto en la muestra; una lámina de acero pulido con dos números uno que se dan la espalda marcando el egoísmo en el que estamos inmersos.

Es inevitable sentir una enorme angustia frente a “Atrapados”; esta palabra calada en dos trampas de hierro elude igual que “Acordados” a estapas muy pesadas de nuestra historia reciente.

Frente a ellas, tres sutiles piezas bajan esa tensión. Se trata de cajas, blancas, una dentro de la otra, que hablan del equilibrio/desequilibrio constante en el que vivimos. Y que derivó en “El ambiente condiciona a la gente”, una obra corpórea realizada en aluminioy que ya imagina de seis metros de altura, para un espacio público para que la gente la atraviese.

En una vieja plancha a vapor, donde la palabra "…era…" domina el plano, podemos advertir su fino sentido del humor. ¿ “era” como un período de tiempo o se trata del tiempo pasado del verbo ser? "Las dos cosas", responde Marie, dejando que cada uno busque su propia interpretación.

Sensible y fiel testigo del tiempo en que le tocó vivir, la obra de Marie Orensanz abre caminos porque invita a la reflexión. Para ella es tan importante la forma estética como el otro, el ser humano. “Lo que vemos no es lo que vemos”, concluye la artista “siempre hay tesoros ocultos en el interior de otro”.

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