Nota publicada online

jueves 7 de junio, 2018
Juan Stoppani
Celebración en la Casa de Victoria Ocampo
por Pilar Altilio
Juan Stoppani

La colorida y alegre muestra de Stoppani lleva en su título la energía que se siente al entrar en la gran sala del FNA en Barrio Parque ya que, de hecho, su obra es geometría y también es celebración vital y emocionante porque en todo se percibe una cuota disfrutable.

Juan Stoppani es un hombre formado en Argentina, que vivió a fondo el espacio de búsqueda y frenética actividad que, propiciado por Jorge Romero Brest al frente del Instituto Di Tella en los 60’, construyó no sólo un mapa interesante de la juventud creativa de su época, sino que potenció en todos sus participantes una nueva forma de interactuar con el público. De ese semillero extraordinario en diversidades, Stopani sigue en parte fiel a sí mismo, como lo han hecho Marta Minujín, Edgardo Giménez o Delia Cancela, quienes encarnaron una identidad con el pop en su base más desarrollada en nuestro país, que tiene que ver con la alegría, la vitalidad.

Hago cosas por el placer que me da hacerlas, contó en un reportaje reciente y aclaró que eso es lo que le produce satisfacción, un gran motor para su vida. Si recorremos los títulos de sus obras, las menciones tienen un detalle simple de qué son, tanto como llamarse Biombo a uno de cinco hojas dobles, plenas de esa geometría rigurosa de línea curva, recta y planteo gráfico de borde neto. Se mudó a París junto al grupo TSE, a fines de los ’60. Trabajó junto a Alfredo Arias en obras como Eva Perón, de Copi, entre otros. Su relación con el teatro se selló en esa alianza y algo de eso pudimos ver en 2007 en una edición de arteBA donde se montó un gran telón que procedía de esa tarea. Luego en los ochenta, también en París, se relaciona con la moda junto a la transgresora y prestigiosa Marie Rucki, fundadora de la Ecole Berçot en 1988. Su arte combinado con la ironía y el humor destacaron en los desfiles multitudinarios, bien under, que potenciaron cambios en una industria tan aceitada de Francia como lo eran sus modistos fetiches.

Pero regresó a Buenos Aires hace más de una década y de ese tiempo hasta la actualidad son las obras que se exponen en la sala de la Casa de Victoria Ocampo. La ambientación que logra con sus colores y formas, cambia completamente la rigurosidad de otra geometría más racionalista de la casa de Barrio Parque, de líneas netas y un monocromo extendido. Así se percibe su entusiasmo y su vitalidad, llegando a intervenir con encastres de cerámica alguna de las columnas divisorias de las dos salas, como si no pudiera aceptar la neutralidad de la arquitectura. Me gusta que la gente viva mi obra, afirmaba en una nota y agregaba: dejo que la gente sueñe con ellas. Es que algunas piezas son tan lúdicas como Galera, donde aparecen casi los elementos que un mago sacara de su sombrero para sorpresa de los espectadores.

En la serie de las columnas, donde se puede recorrer la imagen en sus cuatro caras, hay notas donde el signo se vuelve bien gráfico y menos colorido, como otras donde aparecen los colores del equipo del barrio donde vive y se llamaboquenseaunque no tenga sólo los dos tonos reconocibles del equipo de fútbol. En otras obras aparecen el número y la letra, como si fuera un código que identifica a una serie donde delante de sus fondos más tranquilos, de bandas verticales a dos colores, se puebla de un dinamismo increíble con sus otras formas que, como avanzando hacia el espectador, van creando una espacialidad poderosa y dispuesta a la alegría. Aún cuando pinta algo blando como una cortina, usando esa función geometrizante que lo define, la vuelve un elemento rígido pero dinamizado por pequeños acentos contrastantes que la separan del fondo.

Soy un poeta de la geometría, se define sin dificultad, pero añade que la usa puntualmente para construir. Algo que se percibe en esta muestra, es su estructura de realización, que es una cosa pensada, capaz de contener una serie de pruebas para llegar a ese resultado. Calificado desde hace un tiempo con una frase que lo identifica que observa “su plena alegría celebratoria” y que se resume en algunas de sus frases: sigo jugando como un niño, o la del final de reportaje publicado en la página de FNA: Todo lo bueno lo guardo. Todo lo malo, ya pasó.

Vale experimentar este universo positivo lleno de esa belleza geométrica que Juan Stopani nos hace disfrutar a pleno.

Juan Stoppani

Geometría y celebración

hasta el 19 de agosto

Casa Victoria Ocampo

Rufino de Elizalde 3821

de martes a domingo 12 a 20 hs

Entrada gratuita

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