Nota publicada online

martes 4 de octubre, 2016
Jorge Miño en Praxis
Volúmenes del vacío
por Delfina Helguera
Jorge Miño en Praxis

Hasta el 5 de noviembre Praxis presenta esta muestra, curada por Daniel Molina, donde la escalera de Jorge Miño es metalenguaje: el signo que habla de sí mismo.

Jorge Miño está de vuelta, como se dice en lenguaje coloquial. O sea, hace lo que quiere y lo hace de manera atractiva. Su exhibición en la galería Praxis viene a coronar un proceso que comenzó en el 2011 con la exploración de un solo motivo: las escaleras. Hubo fotos de escaleras en edificios modernistas, escaleras retorcidas, escaleras elegantes, escaleras despojadas, todas simbolizaban un tránsito y aludían a  otros lugares, remitían a un afuera de la obra, de dónde a dónde nos llevan… Las fotografías actuales citan a la producción anterior pero les quitan la referencia a entradas y salidas, a lo metafórico que tenía la imagen, es sólo una forma. La escalera como forma en el espacio sin tiempo. El volumen cobra importancia paradójicamente en una imagen plana, es por eso que encara las tres dimensiones en unos calados de papel que se encuentran en el centro de la sala. Son bajos y sobrerrelieves basados en sus fotografías hechos en resmas de 500 páginas blancas en donde prima el volumen y la imagen pasa a segundo plano. 

Las fotos son contemporáneas en su factura, alejadas del instante mágico en donde el fotógrafo apreta el botón y ese momento queda congelado para siempre, sin embargo comparten algo que nos resuena de las fotografías experimentales del comienzo del siglo XX. Justamente esos espacios arquitectónicos que tanto llamaron la atención de los fotógrafos en un juego de horizontales, verticales y diagonales que se combinan con planos de colores irreales, ese juego es el preferido de Miño. Nos sugiere algo que no sabemos si ya vimos, que creemos recordar, que quizás esté en algun lugar de nuestra enciclopedia visual. Es y no es. En las fotografías blanco y negro explora la cualidad del papel, quiere salirse de lo fotográfico para remitirnos a eso que nos trasmite la mano dibujando, el trazo humano, lo que no es máquina. El foco sobre la curva de la escalera es abstracto y concreto, comparte esa dualidad que tienen las cosas interesantes y que nos llaman la atención, algo que en este mundo plagado de imágenes no es facil de lograr. “El arte es un relámpago en medio de la noche más oscura” dice Daniel Molina en el texto de la exhibición, y estas fotos son como destellos.

Notas más leídas