Nota publicada online

viernes 28 de octubre, 2016
Ernesto Pesce y Juan Cavallero
Laberintos
Ernesto Pesce y Juan Cavallero

Espacio Cavallero inaugura LABERINTOS de los artistas Ernesto Pesce y Juan Cavallero curada por Cecilia Medina en el marco de La Noche de los Museos- y podrá visitarse hasta el 30 de noviembre.

Todo comenzó con la historia del mítico laberinto de la Catedral de Chartres del que no se conoce ni el nombre del arquitecto que lo diseñó. A partir de ella, curioso e inquieto, Ernesto Pesce comenzó su búsqueda.  

Trabajó sobre grandes papeles Fabriano que le permiten jugar con el acrílico como si fuera acuarela. Sus fondos, absolutamente aleatorios, gozan de absoluta libertad. A partir de allí comienza su razonada obsesión: con tiralíneas y compás ordena, cuadricula y sistematiza la obra, con la precisión de un dibujante técnico. De este modo aparecen delicadas filigranas que dan sentido a la obra. 

Después de “Buscando al arquitecto de la Catedral de Chartres”-título de la primera obra de la serie-, Pesce se sumergió en las profundidades del océano “Buscando a Platón en el laberinto de la Atlántida” y, más tarde, cavó las entrañas de la tierra en busca del pastor quechua llamado Diego Huallpa en los laberintos del Cerro Rico en Potosí donde descubrió sus vísceras de plata que enriquecerían Europa en la época de la colonia. Historias secretas de la vida.

Juan Cavallero –diseñador industrial y gráfico, fotógrafo y escultor-, por su parte, vuelca en la pintura toda la espontaneidad que no le son permitidas en las otras disciplinas. Necesitó bajarse de la pared y eligió como soporte enormes cajas de cartón, usadas como embalaje bicicletas, para convertirlas en una instalación laberíntica en la que el artista despliega toda su creatividad y que revela dos facetas. Una cara es figurativa y la otra totalmente abstracta. Personajes oscuros, violentos e intimidantes, cruzados por versos de sus propios poemas, en una cara y lúdicas abstracciones llenas de color, en la otra. Dos caras de una misma moneda. Las dos caras de la vida.

Los laberintos, en todas sus formas, sirven para perderse, encontrar la salida y salir fortalecidos. Ernesto Pesce y Juan Cavallero, a través de sus Laberintos nos proponen compartir esta búsqueda que no es otra que la experiencia de la vida misma.

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