Nota publicada online

martes 27 de junio, 2017
Como un destello
Federal y multifacética
por Pilar Altilio
Como un destello

Una interesante colectiva con sentido federal con la curaduría de Cristina Blanco se exhibe en la Casa Nacional del Bicentenario dando cuerpo a una serie de señalamientos que mapean varias generaciones de artistas como de producciones donde se propone un repliegue de luz atenuada

Vivimos en un mundo de pura visibilidad, donde proliferan las imágenes cada vez más definidas en su resolución y con múltiples posibilidades de compartirse, difundirse, cargando de esa omnipresencia todo nuestro universo perceptivo. Por esto fue muy acertado que la curadora intentara reunir una serie de proyectos que abarcan instalaciones, videos, fotografías, objetos y dibujos de veintidós artistas argentinos.

La oscuridad y la penumbra tienen significados interesantes tanto para la cultura oriental como para el esoterismo, pero en esta exhibición casi no hay alusiones directas a esto. Son piezas que intentan demostrar que se puede mirar con una percepción más amplia a partir de la media luz, o donde se señalan ritmos donde la irradiación de la luz se ve clausurada, apenas mostrada en su mínima expresión, o simplemente condicionada con otro tipo de estímulo más metafórico.

Dolores Cáceres/ Dolores de Argentina.De la Serie Unplugged, 2016

Desde el texto curatorial, Blanco sostiene que hay “referencias críticas hacia la hipervisualidad y la hiperconectividad” pero está muy claro que la alusión al destello dentro del título induce a pensar que entraremos en una zona donde hay que adaptar el ojo y aventurarse. Una pieza muy grande, la instalación Enmascarado (2011-2017) de Eduardo Basualdo, mueve por medio de una polea una pieza de metal que hace bajar hasta clausurarla completamente una lámpara en el suelo, lo que baja es algo así como un híbrido de campana casi vegetal que, sin embargo cuando baja tiene pequeñas aberturas para dejar apenas vislumbrar lo que oculta. En otra sala, un video Mariani (2016) de Ana Gallardo es una performance realizada en México donde Ana acompaña con respeto y los ojos cerrados a una mujer que se quedó ciega, las dos intentan de todos modos producir obra con sus manos y arcilla.

Verónica Romano, Léxico familiar, 2017

Una gran instalación de la tucumana Rosalba MirabellaTres deseos (2017) nos conduce otra vez a esas percepciones sutiles que la artista produce, sobre pedestales y apenas iluminados desde abajo por un haz de luz como de una pequeña vela, hay bustos que apenas distinguimos y que en su conjunto forman un círculo perfecto que obligan a recorrer. Con velas parece ser como Pablo Lapadula hace esos dibujos hechos con la huella que deja el humo sobre el papel que tienen una especie de espectro de algunas formas clásicas de la ornamentación.

Con otro compromiso y señalando a los perseguidos y los desaparecidos, hay dos obras. Una la gran instalación de Verónica Romano que trabaja sobre un texto de Natalia Ginzburg Léxico familiar. La historia recrea a una familia judía y antifascista que vivió en Turín desde 1930 a 1950. El intento de compensar la falta del relato original la lleva a unir como un entramado parte de geometría con partes orgánicas de piezas anatómicas realizadas en yeso impecablemente blanco. En un video de 2006 Post-imágenesRicardo Pons recupera y edita junto con otros elementos partes documentales de ese pasado nuestro tan doloroso que no puede clausurarse y que el artista ha venido señalando en otras piezas.

Matías Ercole

Con una intención lúdica y visualmente muy sugestiva Florencia Rodríguez Giles en La fuerza que envuelve una forma (2017) juega a ocultarse mediante un juego donde no aparece el rostro pero sí una situación que se desarrolla en el video y que tiene como contrapartida una pared de tonos oscuros que parece desprenderse del propio video. Una gran instalación de José Luis Landet Paisaje morfina (2017) hace seguir un extraño recorrido donde se rescatan algunas piezas de cuadros de otra época que en vez de exhibirse colgados aparecen pegados al piso o clausurados por una pintura negra que apenas permite vislumbrar el original por un cambio de médium. El recorrido termina en un claustro hecho con bastidores vacíos recolectados y un viejo sistema de circuito cerrado que nos devuelve nuestra imagen invertida.

Carlos Huffmann

Un bellísimo y extraño paisaje ocupa toda una pared pintada de negro y trabajada con grafito y lápiz de color apenas iluminada, es la pieza que elaboró durante los días previos Matías Ercole en Grotesco. Parece una reverberación donde aparecen algunas referencias como de gobelinos desgastados o nubosidades fugaces. Interesante también la instalación de Carlos Huffmann donde ciertas piezas que remedan lápidas en el piso en curiosas posiciones, como despojadas de su uso y transformadas por grafittis contemporáneos. Vale la pena darse una vuelta porque la muestra se acompaña de algunos momentos en vivo con actividades variadas que incluyen charlas y sesiones de poesía.

Tomás Espina, Historia de las Revoluciones, 2017,técnica mixta y hollín sobre papel

Actividades paralelas a tener en cuenta:

Como parte del programa de Arte y pensamiento que acompaña a la exposición, Verónica Tell y David Oubiña reflexionarán sobre cine y fotografía contemporánea, el periodista Alejandro Lingenti realizará entrevistas públicas a dramaturgos, cineastas y coreógrafos y los artistas Dalila Puzzovio y Charlie Squirru dialogarán sobre ocultismo y esoterismo en sus obras.

Se presenta también Habitar las tinieblas, un breve ciclo de lecturas de poesía y performance en torno a la oscuridad, y continúan los seminarios de Arte contemporáneo a cargo de Valeria González.

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