Nota publicada online

miércoles 5 de agosto, 2015
Big Bang Data
El nuevo latir del mundo
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Big Bang Data

De la muestra organizada por Telefónica junto con el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, participan diferentes creadores como Christopher Baker, Cris Jordan, Ingo Gunther, Erik Kessels, Aaron Koblin, colectivos de artistas, investigadores, activistas, diseñadores, educadores, analistas, cartógrafos, ingenieros, economistas, arquitectos, comunicadores, programadores y periodistas.

Mandar un mail, subir una foto a Facebook o a Instagram, re twitear una noticia o mandar un whatsup son acciones que realizamos a diario, naturalmente, casi sin pensarlo ni medirlo.

Pero, ¿cómo llega ese mensaje a su receptor?, ¿dónde se aloja?, ¿cuánto tiempo está disponible en la nube? y, fundamentalmente, ¿Qué es la nube?

Estas y muchas mas preguntas sobrevuelan en la muestra Big Bang Data que se presenta en el Espacio Fundación Telefónica. La exposición curada por los españoles José Luis de Vicente -periodista, curador especializado en cultura digital, arte y tecnología- y Olga Subirós -arquitecta, comunicadora estratégica, directora creativa en proyectos de conceptualización y diseño en exposiciones, instalaciones, escenografías, museos e instituciones culturales- explora la emergencia de la base de datos como un marco de pensamiento cultural y político y los efectos de la datificación del mundo en que vivimos.

Obra del colectivo Telegeography

Apenas iniciamos el recorrido en el espacio de arte, un gran mapa del mundo en el piso sobre el que se puede caminar -del colectivo Telegeography formado por por Markus Krisetya, Larry Lairson y Alan Mauldin-, ilustra de qué manera un sistema de fibra óptica submarino teje la gran red que une nuestras comunicaciones.

La videoinstalación Internet Machine de Timo Arnall, nos introduce en la arquitectura de un centro de datos. Se trata de infraestructuras anónimas que almacenan millones de datos, interacciones, aplicaciones y servicios. Hay nueve grandes intercambiadores en puntos estratégicos del mundo; uno de ellos en el Círculo Polar Ártico donde “naturalmente” bajará la temperatura que éste genera. Esta impactante instalación nos permite recorrer estos inmensos almacenes de la intimidad cotidiana donde los servidores se encienden cada vez que alguien escribe un mail. Esta es las gran “nube” que tiene cantidad de salas vacías que se irán completando día a día.

El curador José Luis de Vicente dentro de la videoinstalación de Timo Arnall
La curadora Olga Subirós explicando la obra Flight Patterns de Aaron Koblin

Pero los datos también pueden producir arte y esto se ve claramente en la obra Flight Patterns de Aaron Koblin recientemente adquirida por el MoMa.

Esta colorida obra es una visualización del tráfico aéreo en Estados Unidos durante un período de 24 horas. La imagen generada automáticamente muestra el efecto acumulado de las rutas a lo largo de todo un día. Los distintos colores responden a los 573 tipos de aviones que sobrevolaron Estados Unidos un día de agosto de 2010, con un total de 205.000 vuelos.

Ingo Günther estudia las estadísticas globales. Desde 1988 trabaja en el proyecto World Processor que consiste en una serie de globos terráqueos que reflejan gráficamente más de 300 temas, con información válida en el momento de su creación. La serie comprende más de 1.000 piezas, en las que el globo terráqueo aparece como medio para el arte y el periodismo al mostrar, mediante la representación en el mapa, datos sobre temas políticos, económicos, geográficos, sociales, históricos, medioambientales y tecnológicos. En uno de los globos, por ejemplo relaciona la dimensión de distintas empresas con el tamaño de los países; en este trabajo Chevrón tiene el tamaño de Chile y Epson el de la Argentina.

 

World Processor el proyecto de Ingo Günther

Pero los datos también sirven para contar historias y en este sentido trabaja Jaime Serra, artista realista como él mismo se define y quien vivió en 2011 en Buenos Aires. En ese entonces dividió el mapa de la ciudad en cuadrículas y, a partir de un original código de colores clasificó sus vivencias por colores: las azules fueron las gratas y las rojas las ingratas. Convirtiendo así su biografía en un diario cartográfico que quedó archivado con su vuelta a España. Cuando José Luis de Vicente le pidió un proyecto para el Espacio de Fundación Telefónica decidió que esta experiencia era perfecta pero no encontró la caja con el material por lo que decidió trabajar con el recuerdo de su vivencia en Buenos Aires y así lo hizo. Inesperadamente encontró el trabajo original y decidió presentar ambas experiencias ya que resumía una interesante conclusión: recordamos mas las buenas que las malas vivencias y ¡esta es una muy buena noticia!

Diario Cartografico de jaime Serra

¿Cuántas fotos subimos a las redes sociales en la última semana, en el último mes, en el último año?. Erik Kessels decidió “bajar” sólo 24 horas del material de Flicker. El resultado es una habitación inundada por mas de un millón de imágenes. Conmociona caminar por este mar de fotografías que alguna vez fueron privadas y que, al ser subidas a la red, se convierten el públicas y donde ingenuamente se muestran nuestras preferencias y nuestros miedos sin conocer que ya hay empresas que se dedican a estudiarlos y medirlos.

 

En la última sala, un complejo proyecto muestra de que manera la metodología del relevamiento de datos puede servir para medir un deporte profesional: en este caso el football español.

En cada estadio 16 cámaras registran los movimientos de los participantes en el campo de juego y, a partir de ellos, un softword muy sofisticado los convierten en datos: tiempo que permanecen en su posición, cantidad de tiros al arco, etc. Con esta información los equipos de analítica deportiva pueden obtener parámetros para tomar decisiones en la estrategia de juego, lo mismo que si se tratara de algoritmos.

 

Todos generamos datos, desde nuestra computadora, tableta o celular, a través de las redes sociales, de fotos y vídeos digitales, de registros de compra o, incluso, de las señales del GPS. La novedad es que cada vez es más fácil almacenar y procesar esta cantidad incalculable de datos que detectan patrones, un hecho que está cambiando rápidamente la forma en que se toman las decisiones a todo nivel. Datos que hoy son, sin dudas, el nuevo latir del mundo.

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