Los envíos nacionales a la Bienal de Venecia como un termómetro afín a contextos políticos locales. Por momentos desinterés -en 1993 la Argentina no tuvo envío oficial-, estrategias políticas y tendencias estéticas. EL diálogo entre los contextos políticos y los criterios de representación "La elección de los artistas destinados a esta exhibición supone siempre configurar una imagen del país".

La muestra incluye envíos oficiales pero también invitaciones y otro tipo de participaciones.

La primera vez que el país participa de la gran Bienal en Venecia (única en ese entonces), se envía la obra Vida Honesta de Pío Collivadino, artista que es enviado la siguiente edición, esta vez con La hora del almuerzo, óleo que pertenece a la Colección del Museo Nacional de Bellas Artes, y estrella de la muestra "Collivadino Buenos Aires en Construcción".

A partir de entonces la Argentina tendrá envíos oficiales y no, invitaciones de otros países, pero lo importante que presenta la muestra curada por Rodrigo Alonso en la Colección Fortabat es que las obras participaron de diferentes ediciones de la Bienal de Venecia, y muestran de qué manera se representa artísticamente el país. Venecia constituye una vidriera del arte en donde los países se miran y miden unos a otros.

En la lista de argentinos participantes en Venecia encontramos, empezando por Pío Collivadino, una lista que varía en tendencias y generaciones. Algunos de ellos son: Fernando Fader, César Sforza, Juan del Prete, Raúl Soldi, Lino Eneas Spilimbergo, Clorindo Testa, Luis Seoane, Alfredo Hlito, Líbero Baddi, Gyula Kosice, Raquel Forner, Antonio Berni, Kazuya Sakai, Enio Iommi, Julio Le Parc, Rómulo Macció, Luis Fernando Benedit, Marta Minujín, Carlos Alonso, Ana Eckell, Oscar Bony, Graciela Sacco, Luis Felipe Noé; y las últimas dos ediciones, con envíos de artistas rosarinos: Adrián Villar Rojas en 2011, y Nicola Costantino en 2013.
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Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat