Nota publicada online

lunes 11 de mayo, 2015
Andrés Wertheim en el Castagnino
Espíritus entre dos exposiciones
por Adrián Radicci
Andrés Wertheim en el Castagnino

El Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino de Rosario, se inauguró el pasado  30 de abril,  -junto a otras exposiciones-, la muestra “Los espíritus del museo” del fotógrafo Andrés Wertheim.

Las obras reunidas en la planta alta fueron seleccionadas por el fotógrafo sanjuanino Oscar Pintor quien destacó el trabajo fino y obsesivo de Wertheim en lo que refiere a color, encuadre y diseño de la imagen, preocupaciones que se manifiestan en sus series anteriores: Geometrías y Espejismos.

Andrés Wertheim nació en1962 en Buenos Aires, ciudad en donde inicia su formación fotográfica en 1984 con Horacio Coppola y para continuarla luego con Juan Travnik. Sus viajes familiares a Europa, su residencia en Alemania y el ejercicio de recorrer durante años el mundo, fotografiando los lugares y sus habitantes, han enriquecido su mirada y consolidado una producción reconocida con premios como el Nikon Photo Contest International, el Kodak European Elite Team y Premio Petrobras/Buenos Aires Photo, entre otros.

En cada obra de “Los espíritus del museo” encontramos escenas de un mundo extrañado, un mundo distante y cercano a la vez que nos sumerge en la interacción entre obras de arte y visitantes de museos. En cada imagen, estos universos paralelos y sus habitantes logran coexistir, mediante la orfebrería de Wertheim.

Los espíritus del museo La ronda, Munich 2014

En palabras del artista “Elaproachen el trabajo es un poco como el de la fotografía callejera: estar de incógnito y tratar utilizar la candidez del momento, de encontrar o no encontrar la situación que amerite exponerla junto a otra”.

Lejos del Photoshop o el fotomontaje digital estas fotografías se arman directamente en la cámara, mediante superposición de dos tomas, en dos disparos consecutivos que se plasman en el mismo fotograma.

Wertheim viene desarrollando este proyecto por los museos del mundo (Buenos Aires, Frankfurt, París, Viena) desde hace tres años pero tiene su origen en una experiencia inquietante en el Reijmuseum de Amsterdam frente a la La ronda nocturna de Rembrandt. Cuenta Andrés Wertheim que alrededor de la obra estaban apiñadas decenas de personas -como suele ocurrir también con la Mona Lisa-aunqueen esa sala “había obras incluso más grandes todavía, de caballeros, y nadie los estaba mirando. Y yo pensé, ¿qué sentirán los caballeros que están mirando al Rembrandt?”. Así se inició la búsqueda de escenas inusuales, que entrelazan el pasado y el presente en una narración fantástica que es al mismo tiempo una reflexión sobre la relación de la gente con el arte.
Se necesita paciencia, saber y una extraordinaria memoria visual para poder percibir el momento adecuado, decodificar el gesto oportuno y recuperar las primeras imágenes de su estado de latencia hasta que el resultado final se consuma. Sin duda habrá que agregar a la lista anterior intuición, y también, la memoria eidética (eidos del latín visto) o fotográfica, aquella que permite recordar con extrema precisión y detalle.

Los espíritus del museo Regreso del cielo, Frankfurt 2013

A pedido del artista y elaborado por el área Educación del museo, acompaña la exhibición un impreso con algunos relatos de experiencias paranormales en el Castagnino. Se hacen presente los fantasmas locales y sus manifestaciones, que van desde ruidos en la biblioteca, encendido de luces e insidiosos murmullos hasta presencias extrañas, como la un hombre de capa oscura -como la que usaba Augusto Schiavoni- y la aparición de un frío glacial provocado por el espíritu de Alberto Pedrotti, otro pintor rosarino, cuando recorría la planta baja enojado por el incumplimiento de unas cláusulas de su donación que nunca se llevaron a cabo.

Los espíritus del museose encuentra entre dos exposiciones: “Máquinas de pensamiento: obra en proceso”, obras tecnológicas con instalaciones sonoras,y“El imperio de la ilusión”, con fotografías y videos del artista holandés Erwin Olaf. La sala se impregna con ruidos y diálogos provenientes de un más allá que ayudan a recrear ese clima de extrañamiento. Hace crecer esa sensación de estar siendo parte de una narración de la que no podemos dar cuenta. En ese sentido sostiene Wertheim que “cuando se muestra esta serie en la sala del museo y el público está presente termina ocurriendo justamente este círculo virtuoso donde se vuelve a repetir -en unloopinfinito- el hecho de que el público se vea de nuevo reflejado esta vez dentro de las obras de arte”.

La muestra podrá visitarse hasta el 27 de julio en el Museo Castagnino de Rosario,

en Avda. Pellegrini y Oroño, todos los días, excepto los martes (museo cerrado) de 14 a 20.

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