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MAT | Museo de Arte Tigre

Museo de Arte Tigre

Horarios: miércoles a vienes de 9 a 19hs. Sábados, domingos y feriados de 12 a 19hs. Lunes y martes cerrados.
Entrada general $10 (diez pesos). Residentes de Tigre gratis.
Visitas guiadas: días de semana 11 y 17hs. Fines de semana 13, 15 y 18hs.
Un edificio con historia
Arquitecto Daniel Fernández

En 1909 los Señores Ernesto Tornquist, Luis García y Emilio Mitre, todos ellos empresarios, deciden asociarse para fundar un club de tenis, golf, regatas y juegos, en el idéntico espacio, donde posteriormente, en 1927, sería instalado un casino. Sobre uno de los costados laterales de la casa de entretenimientos, en ese entonces, se encontraba el Tigre Hotel, posteriormente demolido.
De estilo ítalo-francés, la mansión luce a nuestra vista, cargada con innumerables adornos, símbolos y detalles. Las columnas dóricas que la sustentan, la ornamentación a cargo de arcadas y guirnaldas; la doble altura que acentúa su esbeltez y una fachada más angosta al río otorgan una interesante elegancia rematada en la cubierta exterior, por una mansarda de tejas de zinc con dos torres aguja en su frente. Estamos en plena tradición académica, faltarían todavía dos décadas para entrar en la modernidad.
El edificio, más el posterior agregado de la pasarela que llega al río, construida entre 1912 y 1913, conforman una unidad estética. En un sitio privilegiado se implanta de una manera impecable. Los espacios exteriores, liberados durante las obras de restauración, mejoran notablemente estos aspectos otorgando una lectura clara y limpia del vínculo que los une.
En su destino inicial no estuvo destinado a sede cultural ni a museo, sino que fue consignado para lugar de baile y diversión de un recorte social acomodado de la época. Albergó actividades ligadas al juego de azar, con 25 mesas de ruleta y punto y banca.
La Sociedad Anónima Tigre Club fundada en 1909 “ad hoc”, ya mencionada, encomienda a los arquitectos Luis Dubois y Pablo Pater la ejecución del proyecto y posterior obra del edificio.
Luis Dubois nace en Toulouse en 1867 y llega a la Argentina a mediados de 1888, siendo muy requerido por la élite porteña que veía en la arquitectura francesa lo más elegante. Pablo Pater nace en Dijon en 1879 y llega a nuestro país en 1906. Fue alumno premiado de L´ École des Beaux Arts de París y trabajó en el estudio de Dubois con quien se asocia a partir de 1909. Tres años más tarde, durante el mismo de la inauguración del Tigre Club, diseña el edificio de la actual Embajada de Francia - ex Residencia Ortiz Basualdo, Cerrito 1390.
El conjunto edilicio fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1979. La comuna se propuso entonces su reconversión a Museo. En 1990 un grupo de profesionales trabajó para lograr su regreso al esplendor original debiendo instrumentar la transformación de la antigua casa de juegos en el nuevo destino actual de museo de arte.
Puede ser entendida la complejidad del desarrollo atendiendo a que llevó quince años su concreción íntegra. La tarea de restauración fue sumamente compleja y los profesionales debieron interpretar el pensamiento de Dubois y Pater, además de recabar información sobre lo construido, reconocer su estado general, investigar los orígenes de cada uno de los componentes y comenzar a plantear posteriormente la intervención puntual y sectorial, con la particular característica de satisfacer un radical cambio en cuanto a uso y función.
En el segundo semestre del 2006, concluidas ya las obras, se inaugura el Museo de Arte Tigre.

Restauro del edificio
Luego del cierre definitivo del Casino, en 1933, el Tigre Club intentó mantenerse con una serie de actividades que no resultaron del todo lucrativas, como la concesión del restaurante regenteado por Armin Schaefer o el alquiler de los salones como centro de reuniones sociales. Había quedado atrás su época de esplendor donde podían cederlos con fines benéficos, como lo habían hecho con la Asociación “Le Donne Italiane” y el “Hospital de Tigre”. El abandono era inminente.
Hacia mediados de los años 50 ya aparecen varias ordenanzas poniendo el edificio en manos del Círculo de Suboficiales de Gendarmería Nacional. En 1974, el intendente Néstor Pozzi, sanciona con fuerza de Ordenanza número 35/74 la expropiación del mismo. Una placa recordatoria de esa acción fue colocada el 27 de marzo de 2010, cuyo texto reza “...”. Cinco años más tarde es declarado Monumento Histórico Nacional.
En 1983 el edificio se convierte en sede del Concejo Deliberante local donde también funcionó por momentos un Centro Cultural hasta 1997.
Las obras de restauración edilicia comenzaron en 1998. El edificio estaba en un estado crítico debido al paso del tiempo. Bajo la dirección de obra del arquitecto Hugo Maciñeiras y el arquitecto Héctor Rubén Otero, a cargo del equipo de restauración del edificio, se trabajó a lo largo de nueve años en diferentes etapas. Primero se hizo el relevamiento de detección y análisis de las patologías, luego el proyecto de intervención, incluyendo la restauración y puesta en valor del edificio. Más tarde su trabajo en la adecuación al nuevo uso y en las instalaciones eléctrica, contra incendios, de aire acondicionado y seguridad.
Favorablemente no habían daños estructurales serios, pero sí lo natural del trabajo de la humedad, al estar emplazado en las márgenes del río, sumados a los años en que nadie ponía mano en su mantenimiento o en los que sí habían, salvajemente, realizado modificaciones.
En primer instancia se procedió a la consolidación estructural edilicia para luego recuperar el lejano esplendor perdido de su exterior. Resolución de problemas tales como oxidación de la estructura metálica de las columnas, revoque de piedra París, copia y reemplazo de lo perdido, limpieza, sellado y repavimentación con amplias superficies de tejas de zinc cambiadas y pináculos hechos a nuevo total o parcialmente. De la pasarela se retiraron 100.000 baldosas hexagonales originales de mármol de Carrara; se pulieron una por una y, previa restauración de la losa, se volvieron a colocar, luego de un trabajo que llevó dos años.
Recién, en la última etapa, los trabajos estuvieron orientados a los interiores con reintegración de dorados y recuperación del estuco original en las columnas. Se buscaron los tonos más parecidos para reponer artesanalmente los faltantes de las veinte columnas dóricas de los salones, que tenían cuatro capas de pintura y enduido. Los pisos de roble de eslavonia fueron recuperados y las partes ausentes reemplazados, pero con madera de tono más claro como criterio de restauración que no enmascara la historia sino que la resalta. La magnificente escalera de mármol de Carrara debió ser desmontada por partes, las que luego fueron recolocadas, para reemplazar la estructura metálica. De tramo central hasta el entrepiso y repartida en dos secciones a ambos lados con pasamanos de bronce es acompañada por una gran ventana de vitrales íntegramente recuperados manteniendo aún los colores originales.
Accediendo al primer piso nos encontramos con el salón oval, iluminado por una araña de 1500 kilos de bronces y caireles de cristal de roca. Sin necesidad de subir mucho la vista, circundando la bóveda, impacta una pintura sobre seda natural (maruflage) ejecutada por Julio Vila-Prades y restaurada por el especialista Marcelo Magadan.
Luz: mediante un convenio con Edenor, se obtuvo un estudio lumínico realizado por los técnicos franceses que iluminaron la Torre Eiffel, que contempla una iluminación diferenciada para días comunes y días festivos.
Victorica peatonal: bajo la terraza el paseo Victorica se transformó en peatonal, alejándose de las vibraciones producidas por la parada de la línea de ómnibus que tenía su Terminal por debajo, hasta los años 90. Para evitar nuevos deterioros producidos por el tránsito vehicular y especialmente los colectivos. El predio de la Terminal de la línea 60 fue adquirido por la Municipalidad para construir allí la nueva sede del Consejo Deliberante.