Notas Artistas

Critica
por Manuel Parada López de Corselas*

Scafidi no tiene un ideal canónico de belleza, sino que para él ésta consiste en la evocación de un estado particular del alma a través y por medio del color, la forma y sus relaciones mutuas (disposición, sentido de la gracia, ritmo, etc.). En la pintura de Scafidi el sentimiento siempre va unido al poder de sugestión, que se encarga de revelar el espíritu y el sentido ocultos tras la variedad cromática y formal. El orden y la armonía -sobre todo en sus obras pertenecientes a la abstracción geométrica- rigen la forma e impulsan al color a expresarse en un universo sensible que el artista encierra en el lienzo y que expandirá a la tercera dimensión mediante sus instalaciones. El pigmento, en definitiva, trasciende el mero valor cromático para dotar a los colores de significados tales como dinamismo, aroma, calor: la esencial realidad de una flor al sol.
La temática general de este momento son laberintos -Laberinto, Laberinto I, Laberinto II-, vistas aéreas de ciudades imposibles -Ciudad Aleph, vista aérea, Ciudad, vista aérea- y otros espacios para la imaginación -Archipiélago platónico, vista aérea, Triángulo circular, Ascenso, Circuito, Gota de agua, Refracción producida por una gota de luz en el torrente sanguíneo de una piedra perfectamente negra-, en los que la refracción de luz en movimiento incesante y a la vez en serena quietud, se erigen en protagonistas. Las composiciones, de gran rigurosidad, siguen una lujuriosa geometría-de connotación óptica y simbólica-, hecha de precisas y restallantes barras de colores diversos, personalísimos, cuya cifra secreta sería ordenar el caos. Los lienzos están cargados de energía visual y es su expresividad cromática y formal la que les da fuerza. El pensamiento neoplatónico se intuye en la temática y en títulos como Archipiélago platónico, vista aérea. La sensación de vista aérea se refuerza en varios títulos y sugiere asimismo el proceso platónico de elevación del alma.
*Director / Ars Summum, Madrid