La obra de Estela Pereda está signada con énfasis por la búsqueda de un orden; sin embargo hay que destacar que ese "clasicismo" que actúa en ella de manera soterránea no coarta su libertad expresiva, sino que, por el contrario, le sirve de acicate, a partir del cual vehiculiza un nutrido conjunto de imágenes del orbe latinoamericano. De esta manera, aborda una de las problemáticas centrales de nuestro actual proceso cultural: la cuestión de la identidad en el marco de lo multicultural.
Estela Pereda se inscribe en una de las grandes preocupaciones del pensar contemporáneo: qué lugar ocupa el hombre en la natura y en qué formas ésta se le manifiesta. Existe en su obra una simbiosis absoluta entre lo humano y su entorno; así vemos, , cómo se hace patente la idea de que el hombre no posee la tierra, sino que pertenece a ella.
La naturaleza que despunta en su obra pertenece al ámbito americano, única y al mismo tiempo cambiante; siempre en tránsito hacia destinos ignotos. Espacio para la desmesura y la fantasía; combinación de lo sagrado y lo profano, lo mineral, lo vegetal, lo animal y lo humano, siempre signada -según su lente- por el sello imperturbable e indeleble de lo divino
*Licenciada en Historia de las Artes (UBA)
Conservadora del Patrimonio Artístico del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación
Buenos Aires, Argentina