Notas Artistas

Buena muestra en mes inusualmente prolífico
por Laura Feinsilber

Gabriela Aberastury comenzó a pintar desde su infancia pero nunca casas, animales o personas como los demás niños de su edad. «Pinto mis sentimientos», contestó a los cuatro años, frente a pequeñas obras abstractas. Existe un trazo reconocible a lo largo de toda su obra en la que distorsiona el espacio y, como. ella misma lo señala, «el tiempo pierde su cronologí­a».

En su actual muestra en Galerí­a Palatina que se, agrega a un abultado currí­culum de
exposiciones colectivas e individuales, ediciones bibliográficas memorables, entre ellas,
«El Aleph (un ejemplar fue adquirido por la Bridwell Library de Dallas (EEUU.) y una labor didáctica que desarrolla tanto en nuestro paí­s como en Alemania, Aberastury utiliza infinidad de recursos provenientes de su maestrí­a tanto en el grabado como en la pintura. Oleos sobre lienzo, óleo y mezzotinta, alugrafia y linóleo, gofrado, carburo de sí­lice son algunas de las técnicas empleadas para sus tramas matéricas, escrituras sí­gnicas, compactas texturas, «drippings», relieves.
En formato vertical, «La Araña y el Arquitecto» o «La Espiral del Viento» recurre a una geometrí­a aparentemente caótica, un verdadero torbellino.

Hace un tiempo, en un pequeño catálogo, Aberastury escribió de puño y letra «mi mano no es más que el instrumento de una voluntad lejana», lo que explica el gesto automático de caligrafí­as en Carta a H, una pequeña obra de 2002. En la historia del arte hay artistas a los que se identifica, recuerda o asocia especialmente por un solo cuadro. Seguramente, Historias de Lluvia», obra que da tí­tulo a
la muestra, quedará en la memoria por las secuencias en las que la artista despliega a la vez que concentra una gran riqueza arquitectural conformada por rectas que también se transforman en curvas y que no permiten evasión alguna. Nuestra mirada queda atrapada por la no solución de esas secuencias infinitas.

Por Laura Feinsilber para Ambito Financiero
25 de octubre del 2002